COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EL ODIO DE LOS CONVERSOS CUANDO NO LOGRAN
SATISFACER SUS AMBICIONES O SON INFILTRADOS
La discusión en el Senado de la República de la minuta enviada por la Cámara de Diputados Federal, relacionada con la reforma legal que adjudicó la operación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, fue más enconada de parte de una senadora y un senador que ganaron sus cargos de mayoría apoyados por el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando no tenían arraigo en sus estados como para triunfar por méritos propios.
La iniciativa en cuestión concluyó su trámite legislativo con su aprobación, pero con la amenaza de la oposición de que promoverán ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) una controversia constitucional para invalidarla, por lo que su entrada en vigor no es definitiva; sobre todo, porque varios ministros quedaron enojados después de que no pudieron anular la prisión preventiva oficiosa para delitos graves, pues aun cuando contaban con el apoyo de todos los medios informativos, se les hizo ver (lo sabían bien, pero lo soslayaban) que la Corte no tiene facultades para invalidar una norma constitucional, lo cual sólo puede hacer el Congreso Constituyente Permanente.
En estas condiciones anímicas, y por su confrontación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, es altamente probable que una mayoría calificada de ministros declaren inconstitucional las reformas a diversas leyes aprobadas para esa transferencia de la corporación policíaca a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
No obstante, la intención de Coordenadas Políticas es más bien el señalamiento de cómo quienes en un momento dado militan en una causa y después se pasan al bando contrario son más virulentos que los opositores de siempre, como se vio en la discusión de este tema en el Senado de la República la semana pasada.
Los más rabiosos opositores a que se aprobaran las leyes en cuestión fueron la senadora Lily Téllez y Germán Martínez Cázares. Ella una antigua conductora de noticieros de Televisión Azteca; él, ex dirigente nacional del PAN y partícipe en el fraude electoral contra López Obrador en 2006, que llevó a Felipe Calderón a la presidencia de la República.
Ambos se adhirieron a la causa de MORENA y ganaron de mayoría las senadurías de Sonora y Michoacán, respectivamente. Téllez pronto se alejó del morenismo, se afilió al PAN y se convirtió en furibunda crítica del presidente de la República, fundador y primer líder nacional, por cuya ascendencia sobre los electores sonorenses ocupa el escaño senatorial. En sus críticas llega a difamar, calumniar e insultar al mandatario, con el consiguiente eco en los grandes medios informativos opositores al morenismo, al presidente y a la cuarta transformación.
Martínez Cázares, además de alcanzar la senaduría, al principio del sexenio fue nombrado director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en lo que creyó el primer paso para cumplir su ambición de ser candidato y gobernador de su estado natal, Michoacán. No fue postulado, y cuando el INE y el TEPJF, en forma anticonstitucional le negaron a Raúl Morón el derecho a ser votado, al cancelarle el registro como candidato de Morena a gobernador, hizo desesperados esfuerzo por ser el sustituto del descalificado.
No lo consiguió, porque Morena optó por Alfredo Ramírez, quien ganó ampliamente la elección y ahora es gobernador, en relevo de uno de los peores mandatarios estatales que ha tenido Michoacán, el perredista Silvano Aureoles. A partir de entonces, después de renunciar al IMSS y volver al Senado, Martínez Cázares se convirtió en crítico de Morena y después, del presidente, hasta que dejó la bancada morenista y formó un grupo de senadores sin partido, llamado “grupo plural”, abiertamente se volvió opositor. Junto con Téllez hicieron válido aquella sentencia del odio de los conversos.
