*No hay control sobre los lixiviados que produce la basura enterrada.
De la redacción
Los rellenos sanitarios tienen mínimos controles en el Estado de México. No se evita la contaminación de suelos, ni de las aguas subterráneas, porque no se capturan, ni administran adecuadamente los lixiviados.
Estos son producto de la descomposición de los desperdicios y se escapan de los sitios en donde se depositan y escurren hacía los mantos freáticos, a los que contaminan, porque contienen elementos peligrosos, como plomo, cromo, cadmio, níquel, arsénico y metales pesados.
Los lixiviados pueden contaminar las aguas en el subsuelo, de acuerdo con una información del diputado Camilo Murillo Zavala, quien consideró que este problema es “una bomba de tiempo”.
Recordó que en el Estado de México se generan diariamente 18 mil toneladas de desechos sólidos, y no todos esos volúmenes pueden depositarse en los rellenos sanitarios, lo cual adicionalmente ha provocado el problema de los tiraderos de basura a cielo abierto.
Murillo Zavala expresó su preocupación por el funcionamiento de rellenos sanitarios en sitios no aptos para ese uso, por el riesgo que representan de contaminación de las fuentes de agua y el impacto negativo en la población de las zonas cercanas.
Además de los lixiviados, la basura produce gas metano, el cual escapa libremente a la atmósfera. Aseveró que la liberación es intencional, mediante tubos de ventilación con el fin de evitar explosiones.
La liberación masiva de gas metano contribuye de forma importante a la contaminación del aire, especialmente en los municipios mexiquenses del Valle de México, donde se asienta la mayor parte de la población estatal.
En estas condiciones, el legislador local consideró que la solución no será construir más y más grandes rellenos sanitarios, con más medidas de seguridad, sino que la solución para el largo plazo será la de disminuir los volúmenes de residuo sólidos mediante su separación y reciclaje.
Murillo Zavala criticó a las autoridades ambientales, por haber relajado el control sobre el manejo de los rellenos sanitarios y minimizado las acciones para evitar los daños ambientales y la contaminación de las aguas subterráneas.
No se ha impedido la proliferación de tiraderos a cielo abierto, y la inversión en instalaciones con tecnología de punta para prevenir los problemas en la materia ha sido nula en los últimos años.
Demandó una política ambiental para evitar daños a la naturaleza en suelo mexiquense, con la participación de especialistas en calidad del aire, biodiversidad, cambio climático y agua.