*Minutos después del sismo del de pasado día 19 ya estaba retirando escombros.
De la redacción
Fue admirable el comportamiento del personal responsable de mantener limpias los espacios públicos de las ciudades mexicanas. Apenas minutos después de que paso el fenómeno telúrico del 19 de este mes ya estaban cumpliendo sus funciones.
Eso ocurrió en las ciudades en donde el sismo ocasionó daños materiales en construcciones, que dieron como resultado la generación de escombros en las calles y otro tipo de desechos provenientes de edificios.
La actitud de los modestos trabajadores fue más notoria en la Ciudad de México, donde dos horas después del temblor, que ocasionó pánico y al menos crisis nerviosa, los servidores públicos ya estaban limpiando los sitios afectados.
Con serenidad y calma, ya retiraban escombros, especialmente de los que salieron de edificaciones que sufrieron desprendimiento de aplanados y plafones, para que las ciudades recuperaran su normalidad en materia de limpia.
Su trabajo socialmente útil pasó desapercibido por la población y mucho más por los grandes medios informativos y periodistas famosos, cuando se trató de un estimulante ejemplo de sacrificio y comportamiento admirables.
Mientras otros y otras luchaban por controlar sus crisis nerviosas, los modestos servidores públicos, en tarea callada, silenciosa, ajena a los afanes de reconocimiento, dejaban limpias las calles.
Fue un trabajo necesario, adicional al cumplimiento de sus actividades normales, que no incluyen en su agenda de esfuerzos atender los problemas que generan los sismos, como el presentado el lunes de la pasada semana.
Nadie reconoció su disposición al esfuerzo adicional, pero su ejemplo fue digno de imitar por cada quién en su campo de actividades. Modestos servidores públicos pusieron el ejemplo de responsabilidad social, más allá de sus obligaciones y sus bajos ingresos que obtienen de sus empleadores.