*Independientemente de la información sustraída, el hecho es grave y debe investigarse y castigarse.
De la Redacción
El gobierno federal minimiza el robo de información a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), dado a conocer por distintos medios y que tuvo muy amplia difusión en redes sociales.
La posición adoptada tal vez tenga como finalidad no alarmar a determinados sectores de la sociedad, o simplemente sea parte de una estrategia de control de daños que busca no alimentar el fuego de la controversia o la especulación.
No obstante, el hecho fue y es grave en sí mismo, más allá del uso perverso que le dan los adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero más porque refleja la vulnerabilidad de la información delicada de seguridad nacional -en manos de distintas instituciones- ante ciberataques de bandas criminales, y debe ser investigada, esclarecida y castigada, además de tomarse medidas para evitar su repetición.
El caso preocupa adicionalmente porque, si roban información a SEDENA, fácilmente pueden hacerlo con la de particulares. No se trata pues de un asunto que deba tomarse como algo sin importancia o algo sobre lo que no se pueda hacer ya nada al respecto. Esto último sería en realidad lo más grave.
