*Hay carestía artificial, además de la que tiene explicación lógica.
GABRIEL L. VILLALTA
Desde días después del compromiso adquirido por el duopolio de la harina para tortillas Maseca-Minsa de no subir el costo de la materia prima, muchos industriales de la masa y la tortilla avisaron a sus clientes de un nuevo aumento de precios.
No hubo aumentos en las tarifas de la luz, ni de las gasolinas, ni de salarios, ni del insumo principal de la industria de la tortilla, pero la encarecieron, como parte de la estrategia de la ultraderecha empresarial de perjudicar los ingresos públicos federales y la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“El aumento artificial de la inflación y la evasión fiscal por parte de las grandes empresas son los pilares de la estrategia de los grandes capitales contra el actual gobierno federal”, sostuvo el economista y académico Juan Gerardo Salas Rentería. La carestía tiene otro elemento no detectado a simple vista: la reducción del contenido de los productos.
En entrevista con “El Espectador” explicó que, desde siempre, los grandes empresarios dominantes en el mercado nacional de productos han buscado obtener amplios márgenes de ganancia a costa del consumidor final, pero ahora el encarecimiento artificial y la evasión fiscal son componentes de una estrategia de la ultraderecha empresarial para debilitar los ingresos públicos de la federación, irritar al pueblo contra el gobierno por el alza de precios y reducir los márgenes de maniobras presupuestales.
“La inflación es conocida y de ella se habla todos los días. En condiciones normales es un mecanismo para extraer beneficios de la clase trabajadores de ingresos fijos, y perjudica más a quienes no tienen un salario determinado. Eso es de siempre, pero ahora el encarecimiento es artificial y tiene motivaciones políticas y electorales. Y es mayor, porque redujeron contenido de los productos”, recalcó el especialista.
En el caso de la evasión y elusión fiscal, explicó, “es clara la estrategia de perjudicar los ingresos públicos, para dificultarle al presidente López Obrador obtener los fondos necesarios para financiar sus programas sociales y terminar las obras de infraestructura para el desarrollo: Quieren atarlo y hacerlo quedar mal con sus seguidores y beneficiarios de las acciones en favor de la mayoría”, explicó.
El experto dijo que el caso más notable de elusión y evasión fiscal lo constituye la cadena comercial OXXO, del grupo FEMSA de Antonio, el “Diablo” Fernández, el más declarado empresario opositor del mandatario.
Sus tiendas se niegan a expedir facturas. Su sistema está programado para no dar facturas. Los empleados dicen que no responde para facturar. Además, si no facturan el día de la compra, ya no lo hacen. Y eso ocurre con muchas grandes empresas, las cuales inclusive ordenan al cliente que él facture en un determinado sitio electrónico, con la agravante de que esos sitios nunca están habilitados, por lo que no se obtienen los folios, y no se acredita el gasto, con el consiguiente apoderamiento ilegal del IVA y no pagar otros impuestos, subrayó Salas Rentería.
“Esto no lo detecta el Sistema de Administración Tributaria (SAT), porque al no haber facturas, no hay antecedentes del cobro del gravamen, pero lo peor es que se trata de una estrategia para perjudicar al gobierno federal, por tanto a la población”, concluyó.