*La medida seguirá vigente en la franja fronteriza con Estados Unidos.
Macario Lozano R.
Esta noche deberemos atrasar los relojes, en lo que será el último cambio de horario, pues el que inicie mañana quedará en forma permanente. Y es el de siempre. Las cámaras del Congreso de la Unión aprobaron ponerle fin a estas modificaciones de husos horarios del llamado ‘horario de verano’, después de 26 años que lo impuso el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, con el argumento de que se ahorraría mucha energía eléctrica y los pagos de las familias por su consumo se reducirían.
Allá en 1996, los partidos de oposición y los medios hicieron suyos los argumentos oficiales, y para nada hablaron de los efectos negativos que en la salud de las personas tendría el alterar los horarios de sueño y descanso, alimentación, horarios de entrada y salida al trabajo, a los centros de estudios y a todas las actividades cotidianas.
No más horarios de verano, que se aplicaba en primavera; ni de invierno, que comenzaba en otoño. Volveremos al de siempre, vigente hasta 1996. Y ya no se cambiará, justamente como lo demandaba la abrumadora mayoría de los mexicanos. Quienes sostienen que no les afectaba estas variaciones de horario representan un porcentaje mínimo.
De paso, este domingo será el día más largo del año, porque al atrasarse los relojes se agregará una hora a su madrugada; es decir, durará 25 horas. El cambio volverá a ocasionar descontrol en un alto porcentaje de la población, pero una vez que se adapte, ya no volverá a padecer el malestar que padecía con cada primer domingo de abril y cada último domingo de octubre.
