De la Redacción
La satisfacción del expresidente Donald Trump por las victorias de su Partido Republicano en las elecciones legislativas y de gobernadores en Estados Unidos podría convertirse en frustración dentro de poco más de un año, cuando al interior de esa organización política se dé la lucha por la candidatura presidencial del 2024.
El exmandatario ultraderechista se muere por volver a la Casa Blanca como presidente, y la nueva correlación de fuerzas parece indicar que los republicanos ganaran la presidencia, pero las victorias de otros notables ultraderechista con las mismas aspiraciones podrían frustrar los sueños trumpistas.
El confeso aspirante presidencial republicano de Texas, Greg Abbott, que se reeligió el martes por segunda ocasión y va por su tercer período como gobernador, será su adversario en las elecciones primarias (internas les dicen en México). También lo será el reelecto mandatario de Florida, Ron DeSantis, inclusive el senador Marco Rubio, un político casi nazi, que ganó su continuidad en el Senado.
En estas condiciones, el actual desbordante optimismo de Trump podría tener un amargo despertar cuando terminen las primarias para la candidatura presidencial del Partido Republicano para la elección del 2024, pues los resultados satisfactorios de su partido fortalecieron a otros porospectos para la misma postulación.
Por cierto, contrariamente a lo que muchos piensan, Greg Abbott no usa silla de ruedas por haber sufrido poliomielitis de niño, sino que perdió movilidad de las piernas en un accidente: cuando hacía ejercicio (corría) en una lujosa colonia de Houston, Texas, un roble colapsó y le cayó encima al ahora influyente ultraderechista político que ambiciona la presidencia de la República.
