COORDENAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
FOX QUESADA ECHA A PERDER TODO LO QUE TOCA
Cuando el expresidente Vicente Fox Quesada habla de algo, mueve a la reflexión sobre cómo fue posible que haya convencido a millones de mexicanos para votar por él en la elección presidencial del 2000, cuando los electores derrotaron a Francisco Labastida Ochoa, del PRI: se trata de un hombre primitivo ideológicamente y con escaso sentido común, sin contar con su traición a la democracia, porque primero llamó a los votantes a sacar al PRI de Los Pinos (entonces no se hablaba de Palacio Nacional); después, ya en el poder, llamó al PRI a cogobernar; es decir, a compartir el poder desde Los Pinos.
Con todas sus letras en una entrevista convocó a Manlio Fabio Beltrones y a Emilio Gamboa Patrón, operadores políticos de Carlos Salinas de Gortari, a cogobernar al país junto a él. Salinas no se hizo del rogar y, efectivamente, sus hombres de mayor confianza decidieron los temas trascendentes en el sexenio del guanajuatense.
Se olvidó de todos los adjetivos descalificatorios que tuvo para el PRI durante su campaña electoral, especialmente en los debates con Labastida Ochoa y el perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano. Hasta sabandijas y vívoras prietas les dijo, para después entregarse a la parte más impresentable del tricolor.
Fox Quesada fue quien, en su conocida falta de sentido común, delató el fraude que hizo en contra de Andrés Manuel López Obrador para hacer ganar a Felipe Calderón Hinojosa en el 2006. En un libro se adjudicó la autoría del fraude y se dijo orgulloso de haber impedido que el tabasqueño ganara.
Su confesión dejo sin argumentos a los periodistas del viejo régimen que hablaban de que no hubo fraude ni había pruebas del fraude electoral denunciado por López Obrador; es decir, actuó sin sentido común, porque eso lo definió como farsante y enemigo de la democracia, que supuestamente fortalecería.
Con ese mismo escaso sentido común, entrevistado durante la marcha en defensa el INE, advirtió que si el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere reelegirse en el 2024, él también se postula para la reelección, él también será candidato presidencial, para derrotarlo. Fue un absurdo lo que anunció, sin base en la realidad.
Aun en el supuesto de que López Obrador tuviera la intención de reelegirse, no podría, porque para ello se requiere reformar la Constitución del país, que prohíbe expresamente la reelección. Y en el caso del 2024, esa reforma tendría que hacerla el Congreso de la Unión y el Constituyente Permanente (17 legislaturas locales) a más tardar en mayo próximo, porque cambios de esta jerarquía en materia electoral deben hacer al menos un año antes de la jornada de votación.
Lo imposible de lograr sería el apoyo de las dos terceras partes de los senadores y diputados presentes en las sesiones en que se sometiera a votación el cambio constitucional. Y Morena y sus aliados no reúnen esa mayoría calificada y ni el PRI, ni el PAN lo apoyarán, por lo que sólo a Vicente Fox Quesada se le puede ocurrir que podría enfrentarse a López Obrador en el 2024.
