*La población de entre 12 y 17 años es la que más sustancias adictivas consumen.
De la redacción
El consumo de drogas contribuye en forma poderosa a la violencia en general y a la intrafamiliar y específicamente, de la que se ejerce contra las mujeres; es decir, la violencia de género.
Durante el foro “Género, Violencia y Adicciones”, la diputada local Lourdes Jezabel Delgado Flores, subrayó que existe un vínculo entre adiciones, violencia y salud mental, por lo que es indispensable atender en forma integral el grave problema.
En las ponencias se destacó la delicada situación del crecimiento de los adictos a sustancias tóxicas prohibidas a más tierna edad. Se dio a conocer que inician a los 12 años de edad; es decir, en la edad de alumnos de primaria.
El segmento poblacional que más sustancias prohibidas adictivas consumen es el que tiene, precisamente, entre los 12 y los 17 años, seguido del que está entre los 18 y los 29 años.
Ya en diversas ocasiones desde su aparición, “El Espectador” ha recogido la opinión de especialistas altamente calificados en estos temas, quienes han coincidido (en diferentes años) en que las actividades criminales se volvieron más violentas y sangrientas por las adicciones de los jóvenes de familias de bajos ingresos.
Con un enfoque ajeno por completo al clasismo, detectaron que al volverlos consumidores de drogas y no disponer de ingresos lícitos, los muchachos adictos recurrían al robo para financiar sus adicciones, como primer paso para engancharse con los grupos delictivos organizados.
De la misma forma analizaron la falsa propaganda de los que controlan el tráfico y comercialización de las drogas sobre el fácil acceso a la riqueza, los lujos, las mansiones, los vehículos costosos, las joyas y relojes caros mediante las actividades delictivas, lo cual junto con la necesidad de dinero para comprar drogas permitió el reclutamiento de jóvenes por parte de esos grupos criminales.
Lo peor de todo es que los delincuentes de abajo jamás obtuvieron, ni obtienen lo que pensaban y, en cambio, terminaron y terminan metidos en la violencia, delinquiendo y dañando a la sociedad y en la pobreza, presos o muertos muy jóvenes, porque los narcomenudistas y “halcones” son detenidos o asesinados por bandas rivales y abandonados por las que los reclutan.
En el foro no se analizó el problema de las adicciones desde este escenario, pero si las consecuencias nefastas que tienen las drogas como generadoras de violencia general e intrafamiliar, de género, en la salud mental de los adictos y en el aumento de los delitos; sobre todo, por la desatención institucional a los jóvenes, lo cual debe resolverse ahora con el esfuerzo de autoridades y sociedad.