*Hasta la evidencia destruyó para evitar cumplir o ser denunciada.
De la Redacción
Numerosas quejas y problemas se registraron en establecimientos comerciales por el no respeto de ofertas en esta edición de “El Buen Fin”; es decir, por no respetar la reducción de precios que publicitaron y promocionaron, para engañar a los consumidores y aumentar sus ventas mediante prácticas reñidas con la ética comercial que rige las actividades del ramo.
El engaño adquirió varias modalidades, según dieron a conocer autoridades del ramo, como el no disponer desde un principio de los bienes anunciados con grandes descuentos. El argumento con el cual justificaron ante el cliente este truco fue, invariablemente, que “se acababa de terminar el producto”; en otros casos se documento que elevaron los precios en los días previo al Buen Fin y después les aplicaron descuentos, pero incluso algunos bienes quedaron con todo y descuento más caros que unas semanas antes.
No importó el tamaño del establecimiento o el renombre de la marca, como ocurrió en el Palacio de Hierro del Outlet de Lerma. Ahí este medio informativo presenció como la gerente del negocio, Alma Delia Quinto, prácticamente acusó a un cliente de haber colocado una etiqueta en un producto, mediante lo cual éste aparecía más barato; es decir, que la compradora hizo trampa.
De nada valió el señalamiento de la cliente de que la etiqueta ya era vieja, no nueva como para que se acabara de colocar, además de que quienes acuden a comprar no disponen de esas etiquetas como para colocarlas en las prendas.
Con tal trato dijo que no respetaría el precio más bajo, porque la etiqueta del precio fue cambiada, y que le hicieran como quisieran. Y retiró y se guardó la etiqueta del menor precio, arruinándola y dejándola hecha trizas para que no se insistiera en que se respetara lo que estaba marcado.
En la ciudad de México la Profeco inició una demanda colectiva contra el Palacio de Hierro, por incumplimiento de ofertas y obligó a la conocida firma a restaurar el daño ocasionado a los consumidores, pero allá se trató de otro tipo de problemas, no como el de su tienda de Lerma, donde no se respetó el precio ofrecido y adicionalmente la gerente Alma Delia Quinto agravió y calumnió a la cliente.
