*Sin relevo o entreveramiento generacional en el sistema estatal de partidos.
De la redacción
La coordinadora de la “defensa del Estado de México” y segura candidata del PRI y de la alianza “Va por México”, Alejandra del Moral Vela, dio a conocer la estructura organizativa sobre la cual descansarán los trabajos de esa defensa. En realidad, al igual que Delfina Gómez Álvarez, de Morena, se trata de mecanismos de las tareas proselitistas, con mira a la jornada de votación de junio próximo.
De acuerdo con un análisis de “El Espectador”, en ambos casos son maniobras para no incurrir en la figura ilegal de “actos anticipados de campaña”. Con estos movimientos de una supuesta defensa del Estado, en el caso de del Moral Vela; y de la cuarta transformación, en el de Gómez Álvarez, hacen trampa a la legislación.
No obstante, el punto que este medio informativo quiera hacer notar es la carencia de nuevas figuras políticas importantes, el PRI y Morena. En el primer caso, los dos principales responsables de la estructura son viejos políticos: Alejandro Ozuna Rivero y José Manzur Quiroga.
Ambos tienen más de 40 años en la política: son rostros muy vistos, como lo son los de sus coordinados: Gustavo Cárdenas Monroy, Aarón Urbina Bedolla y Cruz Juvenal Roa, prueba de que el priismo no se ha preocupado por formar nuevos cuadros, para el relevo de los que llevan décadas en la actividad y en los puestos de elección popular y administrativos.
Lo mismo ocurre en Morena. Su principal referente es el senador Higinio Martínez Miranda, que lleva más de 40 años como político opositor y ha sido alcalde, diputado federal y local, senador y dirigente estatal.
Otro viejo político morenista es el diputado local Maurilio Hernández, con medio siglo en la política, la mayor parte de ese tiempo en las filas del PRI, con base en el antiguo corporativismo sindical, de cuya estructura antidemocrática proviene.
En el PT también su principal y verdadero dirigente, Óscar González Yáñez, lleva décadas controlando esa organización política, y todos sus cuadros tienen muchos años en la posición, y no se ven las nuevas figuras.
El caso del PAN es distinto, pero no mejor. Tiene cuadros directivos nuevos, pero sin la mística de sus antiguos dirigentes, que luchaban por principios y combatían al PRI. Ahora les interesa el poder por el poder mismo y en ese afán abandonaron su ideología y trabajan para que el tricolor mantenga la gubernatura el próximo año.
Otros dirigentes relativamente jóvenes, como Ulises Ramírez y Francisco Gárate, se acercaron y beneficiaron tanto del poder priista que en 2017, poco antes de terminar su sexenio, el gobernador Eruviel Ávila Villegas los benefició con notarías para familiares cercanos, en pago por ser opositores simulados; es decir, políticos no viejos, pero con mañas antiquísimas.