LA FALTA DE CAPACIDAD Y… La Temporada de Zopilotes
Jairo A. Tell
En medio de la vorágine política, tenemos que soportar a más de un sujeto insensible, inconsciente y retrograda, al que lo único que le importa es su coto de poder y su ascenso. Fernando Maldonado Hernández, director general del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM), antes subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Finanzas en el Gobierno del Estado de México, logró llegar al organismo, al ser removida del cargo Bertha Alicia Casado. No obstante, hace oídos sordos ante los reclamos de los derechohabientes por la falta de médicos y medicinas, mientras los altos funcionarios de este instituto ganan salarios groseros que ofenden a la clase trabajadora, que se debate entre la enfermedad y la falta de atención a sus necesidades básicas.
Muchas son las voces de inconformidad que se alzan para exigir transparencia y rendición de cuentas en torno a los fondos que maneja el Instituto. Lo demandan los agremiados de distintos sindicatos al servicio del Estado de México y Municipios, pues no se explican la causa, por ejemplo, del retraso en los pagos de pensiones o de otros conceptos que de suyo debieran ser agiles con la ayuda de la tecnología. Los malpensados opinan que el gobierno jinetea los dineros de los trabajadores por este y otros conceptos para financiar la campaña que se avecina. Lamentable que muchos de estos trabajadores después de haber entregado materialmente su vida en el servicio público durante años, al final se encuentren con que sus dineros les son retenidos, y lo que es peor les sean escamoteados bajo mil argucias.
Los afectados denuncian que durante años el organismo se ha utilizado como la caja chica del gobierno y por ello su mal funcionamiento. Agregan por otra parte que la mala atención que reciben en las clínicas se debe en gran medida a la insuficiencia de personal médico; sobre todo, en el área de especialidades, a lo que se agrega los escases de medicamentos y la falta de infraestructura. Todo ello hace que el servicio sea de muy mala calidad. Hace solo unos años, se decidió aumentar la cuota que el Instituto retiene a los trabajadores para evitar presuntamente la quiebra y garantizar las pensiones, pero de todos modos opera con números rojos, a pesar de estas maniobras lesivas para el trabajador. Ahora, inclusive como para Ripley, “grupúsculos”, pertenecientes a la UPPIAC aprovechan la coyuntura política para llevar agua a su molino, y tratar de usurpar la dirigencia de dicho conglomerado (Unión de Pensionados y Pensionistas del ISSEMyM A.C.).
Dividen a la organización; no obstante las precarias condiciones en que se encuentra al ser un grupo vulnerable. Realizan reuniones en las distintas delegaciones para tratar de desestabilizar al gremio a partir de falsos supuestos. Muchos de estos individuos son expresidentes de dicha unión que ya tuvieron a su cargo esta responsabilidad y nada hicieron en beneficio de sus compañeros jubilados, algunos inclusive cargan serias sospechas de haber sustraído bienes de la Unión. Otros más son verdaderos adalides e iconos de la impunidad. Por años se han aprovechado de la buena fe del grupo social.
Para no ir más lejos, algunos de ellos fueron cabeza de las planillas contendientes en el pasado proceso electoral, los cuales todavía no digieren la derrota. Lo sorprendente es que, en medio de esta situación tan complicada, tratan de meter ruido, desprestigiando a este numeroso grupo (78,000 aproximadamente) con artimañas y artilugios que mucho recuerdan a los partidos de antaño, caducos y faltos de imaginación. Algunos de estos personajes son muy cuestionados; porque nunca han puesto un pie en las instalaciones de esa organización y nadie les conoce, y otros porque se han dedicado a vender humo, timando a los pensionados solicitando cuotas para resolver problemas. Cierto es que se requiere una revisión a fondo de la manera en que opera el ISSEMYM; pero también es cierto que existe una representación legalmente constituida que cuenta con el respaldo de este conglomerado para buscar solución. No debe haber “temporada de zopilotes”.