*La SCJN recuperó en 4 años su independencia. *Combatió la corrupción.
De la redacción
En los primeros días de enero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cambiará de presidente, quien es al mismo tiempo presidente del Consejo de la Judicatura Federal.
Dejará el cargo, por fin de período, el ministro presidente Arturo Zaldívar, quien, contrariamente a quienes dicen sus detractoras, por primera vez hizo valer la independencia y autonomía de la SCJN y del Poder Judicial en su conjunto.
El propio presidente próximo a dejar el cargo informó que nunca en ningún otro sexenio la Suprema Corte de Justicia de la Nación había ejercido su independencia y división de poderes como durante su período de cuatro años.
El número de leyes aprobadas por el Poder Legislativo a propuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador y declaradas inconstitucionales, no tiene precedentes en otros sexenios.
El ministro reveló también que no sólo logró mantener la independencia del Poder Judicial Federal del Poder Ejecutivo, que encabeza el presidente, sino también de los poderes fácticos económicos, mediáticos y de los poderosos despachos de abogados.
Zaldívar dio a conocer igualmente que en la lucha entre el Presidente de la República y sus adversarios, éstos presionaron para que la SCJN se convirtiera en opositora al mandatario y dejará su condición de Máximo Órgano Constitucional.
Rechazó pervertir el papel de la institución, por lo cual fue víctima de campañas mediáticas en su contra, precisamente con el argumento de que sometió a la SCJN al presidente López Obrador.
El saliente cabeza de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Federal dio a conocer también que se erradicaron o redujeron a su mínima expresión viejos vicios como la corrupción en los tribunales, el nepotismo, el influyentismo de los grandes despachos de abogados y el elitismo, clasismo y racismo que existían.
De la misma forma destacó que puede verificarse la transparencia de la institución, que informa de sus actuaciones y tiene cercanía con la sociedad, lo que nunca había existido en la historia de la SCJN.
En estas condiciones y en medio de la efervescencia por la lucha electoral adelantada por la presidente de la República y el proyecto de país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación cumple un papel estratégico, como no lo asumió antes, y por eso las circunstancias de la elección de su nueva cabeza no es igual que en el pasado, cuando no interesaba más que a los ministros.
Quien releve a Zaldivar debe continuar la lucha contra la corrupción, el nepotismo y el tráfico de influencia y mantener la independencia del Poder Judicial.