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Coordenadas Políticas – Macario Lozano – El Atentado a CGL, Grave

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COORDENADAS POLÍTICAS

MACARIO LOZANO R.

EL ATENTADO A CIRO GÓMEZ LEYVA, MUCHO MÁS

GRAVE DE LO QUE PUDIERA PENSARSE CON LIGEREZA

El atentado contra la vida del periodista Ciro Gómez Leyva es mucho más grave de lo que con simpleza y esquematismo pudiera pensarse. Ya fue delicado que se buscara silenciar una voz crítica al gobierno de la cuarta transformación, independiente de si se coincide o no con las opiniones del periodista, pero la situación fue y es más preocupante por los intereses que pudieron ordenar el acto criminal esa noche del 15 de este mes, en cuyos planes el comunicador no era más que un instrumento.

Con mucha razón los grandes medios informativos y los periodistas conocidos actuaron con sentido de cuerpo y condenaron el atentado y expresaron su solidaridad al colega agredido y exigieron justicia, para que el ataque armado no quede impune, lo que, por lo demás, es obligación de las instituciones en todos los delitos que se cometen, sean del fuero común o del fuero federal.

No obstante, los análisis en los medios informativos parecen sesgados, y más bien están aprovechando un caso grave, condenable e irracional para insinuar que desde el poder público pudo salir la orden de eliminar al influyente comunicador, que por cierto, es de los pocos periodistas famosos que no aparece en las listas de quienes recibían cientos y hasta millones de pesos mensuales de la presidencia de la República en los anteriores sexenios y especialmente en el de Enrique Peña Nieto. Además, es reconocible su madurez, al no especular sobre los autores intelectuales del atentado, en una contribución valiosa a la conservación de la tranquilidad y estabilidad política de la nacicón.

Es claro que la agresión armada a Ciro Gómez Leyva no se trató de un intento de robo de su vehículo, ni se secuestrarlo, ni de intimidarlo: quisieron ejecutarlo, como lo prueba la trayectoria de los disparos, directamente a la cabeza y al cuerpo. Si la camioneta no hubiera estado blindada, los criminales y quienes los mandaron hubiesen logrado sus condenables objetivos.   

En este escenario, no es irresponsable creer que las motivaciones del plan de quitarle la vida al comunicador fueron las de generar problemas de ingobernabilidad, si los autores se ubican en la oposición de ultraderecha; o de radicalizar la posición del gobierno de la cuarta transformación, si el atentado fue ordenado por algún segmento extremista de izquierda.

En todo caso, lo muy grave es que se escogió bien  la víctima. Se habría querido cometer un acto atroz para causar efectos políticos desmesurados, en un momento de intensificación de tensiones entre Morena y sus opositores, por  la lucha por el proyecto de nación, que ya afectó intereses mafiosos de la delincuencia organizada de cuello blanco, que saquearon el erario con diversas modalidades de contratos y concesiones, además del perdón del pago de impuestos a sus exorbitantes ganancias.

Es infantil o de mala fe pensar que desde lo más alto del Poder Ejecutivo Federal se quiso ejecutar a Gómez Leyva para silenciar su crítica, pues como enseña el manual de las investigaciones policiacas y que sigue siendo válido a través del tiempo, la muerte del periodista habría beneficiado a intereses oscuros y perjudicado al gobierno de la cuarta transformación. Esa debe ser una de las líneas de indagación, pero no debe descartarse ninguna. El gobierno de la Ciudad de México, con apoyo del federal, por obligación legal, pero también para desarticular a los grupos que son capaces de ordenar una cosa así, para mantener o recuperar sus privilegios.   

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