*El problema es grave, pero no preocupa, ni se conoce a fondo y nadie lo debate
GABRIEL L. VILLALTA
(Primera parte)
Gane Delfina Gómez Álvarez o Alejandra del Moral Vela la gubernatura el primer domingo de junio de este año, a los muchos, grandes y complejos problemas conocidos del estado, deberá enfrentar otro, ignorado o soslayado pero grave por sus efectos adversos en el bienestar de los mexiquenses: la baja productividad del Estado.
En esta materia ocupa el lugar 18 entre las 32 entidades federativas, muy por debajo del promedio nacional, lo cual se expresa en su baja aportación al producto interno bruto nacional (PIB), por persona y como Estado, de acuerdo con un análisis de “El Espectador” a la reciente información del Inegi, correspondiente al 2021.
El valor de los bienes y servicios producidos por cada mexicano fue ese año de 126 mil 988 pesos, promedio, mientras en el Estado de México apenas alcanzó los 89 mil 499 pesos. Con 14 por ciento de la población nacional, contribuyó sólo con 9.1 por ciento del PIB.
En números redondos, el PIB estatal de 2021 fue de 2 billones 212 mil 972, mientras el de la Ciudad de México alcanzó los 3 billones 701 mil 686 millones de pesos; el de Nuevo León, de 2 billones 017 mil millones de pesos; y, el de Jalisco, un billón 760 mil millones de pesos.
La baja productividad promedio de cada mexiquense resulta más preocupante y contrasta más si se le compara con la de otras entidades federativas. El PIB por persona en la Ciudad de México promedió 327 mil pesos anuales; el de Nuevo León, de 230 mil 100 pesos; y el de Jalisco, de 140 mil pesos; el del Estado de México, no alcanzó los 90 mil pesos en 2021, y no hay indicios de aumento en 2022.
Este problema es grave y prueba que el Estado de México y su población producen pocos bienes y servicios, y eso explica que, contrariamente a lo que se difunde, no sea rico, sino pobre, y se confirma también con la información del Inegi sobre los niveles de pobreza y pobreza extrema de los estados. Aquí se concentra la mayor población en estas condiciones. También es bajo su desempeño como exportador.
En el período enero-septiembre del año pasado el valor de sus bienes y servicios colocados en el extranjero fue de 14 mil 314 millones de pesos, lo cual contrasta con los 55 mil 736 millones de dólares de Chihuahua; los 44 mil 774 millones de dólares de Coahuila; los 38 mil 727 millones de dólares de Baja California; los 38 mil 426 de Nuevo León o los 25 mil 258 millones de dólares de Tamaulipas, de acuerdo con el INEGI. Estos estados tienen apenas el 25 por ciento de la población mexiquense.
A pesar de ello, ni las autoridades estatales, ni los partidos de oposición, ni el Poder Legislativo, ni los colegios de economistas, ni la academia, ni los medios informativos debaten la problemática en cuestión: no la conocen o la soslayan, pero a esa realidad se enfrentará quien gane la gubernatura este año.
La baja productividad promedio de los mexiquenses tiene como origen la caída de las actividades productivas, exceptos las primarias, y la desindustrialización, pues recibe menos inversión productiva por persona que la mayoría de las entidades federativas. Y Gómez Álvarez, del Moral Vela o Juan Zepeda tendrán que debatir también en sus campañas esta problemática específica y los de inseguridad pública, salud, educación, deuda pública, pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad y déficit en el desempeño de las instituciones estatales.