COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
MORENA RENUNCIÓ A DESMONTAR LA ESTRUCTURA
ANTIDEMOCRÁTICA DEL PRI Y SE DEJÓ “INFILTRAR”
Morena debió llegar al proceso para elegir gobernadora o gobernador con la vía libre hacia ese objetivo; sobre todo, si se toma en cuenta que en 2018 con sus aliados ganó la mayoría calificada en la Legislatura y los ayuntamientos de los municipios de mayor población y presupuesto.
No ocurrió así porque sus dirigentes formales y reales, especialmente Martha Guerrero y Maurilio Hernández González, se echaron a la hamaca durante cerca de 5 años o por alguna extraña razón deliberadamente no quisieron fortalecer a su partido.
Privilegiaron la lucha interna para que su grupo (estatutariamente no debe existir) se apoderara de la estructura directiva, con miras a ganar la postulación para gobernador y las candidaturas de alcaldes, senadores diputados federales y locales del año 2024. No les preocupó afiliar a simpatizantes del partido y del presidente Andrés Manuel López Obrador, numerosos en el Estado, sino dominar al aparato partidista del morenismo estatal, sin vincularse con el pueblo. Sólo lealtad de grupo.
En estas circunstancias, el senador Higinio Martínez Miranda ejerció un fuerte liderazgo doméstico, difícilmente diferencial de un cacicazgo, pero no tuvo correspondencia en la comunidad estatal. Fuera del grupo de interés que tiene en sus manos la estructura partidista, el legislador carece de respaldo popular. Es más, tiene mala imagen al exterior, aunque lo vean bien en el PRI.
Martínez Miranda, Martha Guerrero y Maurilio Hernández cometieron otro grave error, que le pesará mucho a la candidata morenista a gobernadora, Delfina Gómez Álvarez: permitieron la infiltración a su partido por políticos y políticas derechistas y ultraderechistas, que no quieren a Morena. Fueron candidatas y candidatos y ganaron alcaldías, pero dolosamente trabajaron mal y decepcionaron a sus gobernados. Y todavía, sin lógicas, los volvieron a postular a estos para reelegirse, y fueron barridos en las urnas y desprestigiaron a Morena.
Por otra parte, el grupo, y particularmente Maurilio Hernández González, coordinador de la bancada de Morena en la Legislatura Local, desde la presidencia de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) del mismo cuerpo colegiado, no desmontó la estructura corrupta y antidemocrática estatal. La protegió.
Simuló la lucha contra la corrupción, principal bandera de Morena a escala nacional, al grado de que no ordenó una sola denuncia penal contra los funcionarios corruptos. La protección fue total, y hasta ahora no ha explicado por qué no hay en prisión ni siquiera un triste “aviador”. Hizo lo mismo que hacía el PRI en este tema.
El Órgano de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), que en la anterior legislatura controló Morena, no recibió una sola instrucción para presentar denuncias penales contra los corruptos. A juzgar por estos resultados, en el sector público estatal y municipal, órganos autónomos y organismos auxiliares no existe un solo corrupto, pero no es que no existan, sino que la bancada de Morena, con Hernández González a la cabeza, les dio impunidad.
Ahora, aunque quisiera, Morena no puede denunciar a nadie, porque no tiene mayoría en la Cámara y en marzo Hernández González dejará de encabezar la JUCOPO y no vigilan ya al OSFEM. El Estado de México desperdició más de 4 años de lucha contra la corrupción.
