De la Redacción
Las precandidatas Delfina Gómez Álvarez, de Morena; y Alejandra del Moral Vela, del PRI, recorren el territorio estatal en una tarea de convencimiento a sus correligionarios para que las hagan candidatas. La verdad es que todo esto lo hacen dentro del marco legal aplicable; no obstante esos trabajos de precampañas internas son para cuando hay al menos dos aspirantes a la candidatura.
En ese caso la legislación electoral autoriza las precampañas y gastar en cada caso más de un millón de pesos diarios (casi millón y medio), con un tope general para 30 días cercano a los 43 millones de pesos; es decir, entre ambas precandidatas se gastarán más de 85 millones de pesos en giras que, en realidad, son campañas proselitistas, aunque en su propaganda en la televisión y espectaculares aclaren con letras pequeñitas, no perceptible, que se trata de propaganda destinada exclusivamente a los militantes y simpatizantes.
Son legales las precampañas, pero eso no quita que en estricto rigor no deberían autorizarse cuando sólo hay una precandidata o precandidato, porque tiene garantizada la candidatura. En este caso también atenúa la situación ilógica el que las dos políticas de donde saldrá quien gobierne el Estado a partir del 16 de septiembre próximo, tienen la condición de “únicas”, por lo que ninguna saca ventaja en sus precampañas. Podría quejarse el otro seguro candidato, el senador Juan Zepeda Hernández, pero en la práctica no tiene posibilidad alguna de ganar.