*En ocasiones los asistentes se ven forzados a asistir por diversas causas.
De la redacción
El PRI y Morena comenzaron la guerra de cifras sobre los asistentes a los cierres de campaña de sus precandidatas Alejandra del Moral Vela y Delfina Gómez Álvarez, respectivamente, efectuados el domingo pasado, en Texcoco. Ambos actos partidistas fueron multitudinarios.
El priismo sostiene que reunió a 40 mil militantes y simpatizantes y que éstos fueron más que los concentrados por Morena. Los morenistas, a su vez, aseveran que fueron más los asistentes al cierre de precampaña de su precandidata única, y justifican sus cálculos en la logística de los eventos.
Argumentan los morenistas que el mitin de su adversaria ocupó mayor espacio porque utilizó sillas y grandes corredores dividiendo el acto en secciones, asignadas a grupos y contingentes, arrojando como resultado una menor densidad de asistentes por metro cuadrado comparada con la asistencia libre, que permite la saturación de espacios y una mayor concurrencia en una menor superficie, como fue el caso del cierre de Gómez Álvarez.
Lo cierto es que las grandes concentraciones de personas en actos proselitistas de los partidos indican poco en términos del triunfo o derrota de un partido y sus candidatos, porque muchas veces la asistencia es forzada por diversas razones, y el día de las elecciones ni siquiera van a las urnas los que participan en las movilizaciones y más bien lo hacen quienes ni siquiera se apersonan en los actos multitudinarios.
De ahí que la asistencia elevada puede ser utilizada por los partidos como factor para la propaganda electoral y razones de percepción, más que de efectividad en preferencias electorales. Del Moral Vela o Gómez Álvarez pueden ganar, pero no por los militantes y simpatizantes que reunieron el domingo.
