*Si antes hubiera sido una sorpresa una derrota del PRI, ahora lo será si gana.
De la redacción
Hasta el 2011 jamás el PRI estuvo en riesgo de perder una elección para gobernador mexiquense. Y también hasta ese año a ningún analista político serio se le hubiera ocurrido anticipar la derrota priista, y si bien en 2005 se consideraba factible la victoria del PAN, con su candidato Rubén Mendoza Ayala, ese riesgo se desvaneció tan pronto comenzaron las campañas electorales, según un seguimiento de “El Espectador” al tema.
Impulsado por Luis Videgaray Caso, secretario de Finanzas, y en el apogeo del poder y popularidad de Enrique Peña Nieto como gobernador, enfilado e imparable hacia la presidencia de la República, Eruviel Ávila Villegas no tuvo problemas para ganar la gubernatura, inclusive impuso record en votación, a pesar de ser un mal político, como lo probó en el ejercicio del cargo.
Ahora, en un proceso para elegir titular del Poder Ejecutivo mexiquense atípico, por una serie de componentes y variables inéditas, la correlación de fuerzas cambia radicalmente en contra del antes partido casi único: si antes hubiera sido una descomunal sorpresa su derrota en elección de esta jerarquía, ahora lo será si logra mantener la gubernatura, que ya estuvo a punto de perder en el 2017.
En todo caso, gane o pierda el PRI el primer domingo de junio próximo; es decir, en poco menos de cuatro meses, desde ahora puede sostenerse que estamos viviendo un atípico proceso para elegir gobernadora (lo más seguro).
Si se concreta el alto riesgo de una derrota para la alianza “Va por México”, el PRI perderá por primera vez el Estado en 94 años, pues está en el poder desde su fundación con otras siglas, en 1929. Y de conservar la gubernatura, llegará a un siglo ininterrumpido con el cargo en sus manos. Es decir, más que los partidos comunistas de Cuba, China y el desaparecido de la Unión Soviética.
Otro componente de esa atipicidad lo constituye la seguridad de que por primera vez una mujer será gobernadora, gane “Va por el Estado México” o “Juntos haremos historia”, pues siempre un hombre había conducido, bien o mal los destinos de la entidad, lo cual no ocurrirá a partir del 16 de septiembre próximo.
Un elemento más, ausente por décadas, es el abandono del PAN de su papel como verdadero opositor en elecciones de mandatarios estatales, que sostuvo durante 84 años; y del PRD, que duró 34 años como adversario del PRI, y ahora busca el voto para su antiguo contendiente, lo cual nadie hubiera imaginado hace apenas 6 años.
Como consecuencia de ese abandono del papel opositor de los dos partidos minoritarios, si gana “Va por México” el tricolor obtendrá el 63 por ciento de los altos cargos de designación: compartirá el Poder Ejecutivo. Todas estas y otras circunstancias confieren atipicidad al proceso para elegir titular del Poder Ejecutivo.