De la redacción
(Primera parte)
De la guerra en Rusia-Ucrania, que cumplió un año, se ignora casi todo. Hasta la cuantificación de muertos, heridos y destrucción ha arrojado distintas cantidades. En todo caso, incluso los cálculos más conservadores son elevados, y la realidad es que aun en el caso de que las víctimas mortales, así fueran las cifras más reducidas y optimistas, de todos modos serían altas y muy lamentables; y más cuando se trata de población civil. La confrontación bélica fue mortal también para la opinión pública mundial.
Sobre las guerras posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial se conocieron los motivos, inclusive los inventados, como fue la invasión y ocupación, destrucción, derrocamiento y muerte del presidente Saddam Hussein de Iraq por Estados Unidos, que adujo la producción de armas de destrucción masiva, incluyendo las nucleares. Era falsa esa información, pero se difundió por qué ocurrió la invasión. Las intervenciones de Estados Unidos en Corea, que finalizó con la división del país en Corea del Norte y Corea del Sur; la invasión estadounidense a Vietnam, fueron explicado con base en el peligro que representaban para la democracia los regímenes comunistas.
La invasión a Afganistán fue igualmente justificada por Estados Unidos con su lucha contra el terrorismo, después de los ataques a las Torres Gemelas, de Nueva York. La invasión a Panamá también se justificó con el pretexto de la lucha contra las drogas, en cuyo tráfico estaría participando el hombre fuerte panameño, Manuel Antonio Noriega, según Estados Unidos. Hubo profusa difusión en los medios informativos occidentales sobre las motivaciones de las guerras. No ocurre lo mismo ahra en la guerra Rusia-Ucrania.
Sus efectos están afectando a todo el mundo, y no por las acciones bélicas, que deberían terminar con una negociación y acuerdo conveniente para las partes, sino por las sanciones económicas con que se quiso debilitar los ingresos de Rusia, para que no pudiera financiar su invasión. Los resultados fueron contraproducentes para la Unión Europea, porque limitar las exportaciones rusas de gas (la UE dependía en 48 por ciento de gas ruso), petróleo y cereales, ocasionó un desastre económico para la población europea, cuyas familias pagan las consecuencias con altos precios de los combustibles y encarecidas tarifas de energía eléctrica, mietras que los ingresos rusos no se redujeron como se esperaba, poque encontró mercados en China y la India.
Los alimentos igualmente se encarecieron en forma exagerada, por el aumento en los costos de producción, particularmente de los energéticos e insumos agrícolas, que proveía Rusia. Y en mundo globalizado, la inflación se expandió por el mundo, por lo que los daños económicos se están padeciendo a miles de kilómetros del centro del conflicto bélico, incluyendo a México. Es la primera invasión que ocasiona daños globales de esta dimensión.
Y un año después de lo ocurrido, la población mundial sigue ignorando por qué Rusia invadió a Ucrania. Los medios informativos occidentales informan de los daños de la guerra, pero no de las motivaciones de Rusia para invadir Ucrania. Un alto porcentaje de la población está enterada de la invasión, que es condenable por la muerte de los habitantes civiles del país invadido y por las bajas de militares en ambos bandos, el éxodo de más de 8 millones de ucranianos, decenas de miles de heridos, destrozos de inmuebles e infraestructura de servicio y para el desarrollo.
Es grave, además, que las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, participen con apoyo en armamento y no hagan esfuerzo alguno para buscar una salida negociada y el fin del conflicto en el menor tiempo posible, para ponerle fin a las muertes, heridos, destrozos, abandono del país por millones de ucranianos. Parece que desean la prolongación de la guerra, como no sufren daños, ni ponen los muertos. En la próxima colaboración detallaremos lo de la falta de información sobre la invasión rusa a Ucrania.