*Necesario atender el problema, indigna a la sociedad el caso.
De la redacción
Irritó sobremanera a los millones de mexicanos que vieron el video de una riña dispareja entre dos niñas; una, tres años menor que la otra y muy delgada, que fue golpeada sin piedad, ocasionándole al final la muerte, en San Juan Teotihuacán. Después de conocerse el desenlace el enojo creció; sobre todo, por la figura frágil de la víctima, en inferioridad física, pero también por la permisividad de las personas mayores que presenciaron lo ocurrido.
Hubo quienes se dedicaron a grabar la riña, en lugar de intervenir y parar la desigual pelea entre las menores. La niña fallecida sufría “bullying” de sus compañeros, entre los cuales destacaba su victimaria. Ahora la más pequeña y delgada está muerta, con una familia destrozada por la pérdida de la niña; y la mayor y abusiva viviendo de otra manera la tragedia, con sus padres preocupados por el destino jurídico de su pequeña y con la carga de culpa que ésta cargará toda su vida.
Estos hechos dolorosos, que pudieron evitarse por los presentes, condujo a las autoridades educativas estatales a cesar a la directora del plantel de secundaria debe servir para poner en marcha un plan para terminar con el “bullying” en las escuelas. Los planteles escolares deben ser no sólo espacios para adquirir conocimientos, sino también para inculcar a los alumnos y alumnas el respeto a los demás y, sobre todo, a los más débiles, que son, lamentablemente, las víctimas preferidas de quienes maltratan a sus compañeros.
La tragedia pone de manifiesto la urgencia de desterrar ese comportamiento en las escuelas, desde la educación básica hasta la superior. No puede mantenerse la indiferencia más tiempo. Que la muerte de la menor en San Juan Teotihuacán sea la última, mayor y lamentable prueba de la necesidad de terminar con el problema.
