De la Redacción
La tragedia de la pequeña Norma Lizbeth, lesionada de muerte en una riña por otra adolescente de mucha mayor corpulencia el 21 de febrero pasado, fuera de las instalaciones de la secundaria 518, anexa a la Normal de Teotihuacán, dejó evidenciadas muchas fallas de la sociedad, pero especialmente de los adultos que presenciaron la desigual pelea.
Ailyn, la agresora, tuvo ventajas en el enfrentamiento, por su mayor edad y corpulencia, además de saber pelear, lo cual no ocurría con Norma Lizbeth, niña de menos años, delgada y frágil, quien sufría “Bullying”, lo cual finalmente le ocasionó la muerte, por traumatismo craneoencefálico, el 13 de este mes.
Los compañeros de las dos adolescentes las azuzaron para seguir golpeándose, mientras los adultos tomaron la riña como espectáculo digno de presenciarse, sin importarles que la menor que después falleció no tenía posibilidades de defenderse, ni evitar el maltrato a manos de una agresora evidentemente más fuerte.
“Son esas mismas personas las que adoran a las mascotas, y que si ven a alguien dándole una patada a un perro, lo hubieran grabado, detenido, golpeado, intentado lincharlo y lo hubieran presentado al MP y exigido casi que le aplicarán la máxima pena de prisión, además de que lo hubieran desprestigiado en las redes”, comentó para el “El Espectador” Alma Rosa Escutia Prado, especialista en conducta adolescente.
El amor enfermizo a los perros o gatos, según expertos, conduce a la distorsión de la realidad y a valorar más la vida de un animal que la de una persona. La irritación que muestran cuando alguien maltrata a un perro, aunque se trate de la defensa para evitar que muerda, es mayor que cuando un delincuente golpea y roba su celular a una menor de edad o cuando una adolescente, prácticamente una niña, es golpeada de manera salvaje por otra adolecente.
“Este caso, debería despertar una profunda reflexión, no solo sobre el grave problema del bullying, sino también y sobre todo sobre la indiferencia que como sociedad tenemos ante la violencia entre humanos. No es sana, ni conveniente esa indiferencia ante el sufrimiento de las personas, y la hipersensibilidad al maltrato animal, específicamente de mascotas como perros o gatos”, abundó Escutia Prado.
“A la par de esta contradicción, debe analizarse el terrible fenómeno de los ‘likes’, por el cual la gente está dispuesta a grabar en vivo una agresión sin intervenir ni buscar evitar una tragedia, y todo con el fin de sumar seguidores o vistas a sus publicaciones en redes sociales”, concluyó.