*Maestros, padres de familia y medios informativos deben participar en la cruzada.
De la redacción
Del 21 de febrero al 13 de este mes la pequeña Norma Lizbeth padeció los estragos de los golpes propinados por otra adolescente, de mayor corpulencia, quien además, presumiblemente, utilizó una piedra que le ocasionó fractura craneal.
Un video, grabado por alumnos que junto con adultos presentes pudieron y debieron detener a tiempo la desigual pelea, pero no lo hicieron, muestra la ferocidad de la agresora y la escena se volvió más estrujante después de que se conoció el fallecimiento de la menor, cuya ilusión era estudiar y convertirse en enfermera.
Con menos años que su agresora, más delgada y frágil, sin saber defenderse, Norma Elizabeth fue dominada por quien ahora se sabe se llama Ailyn, y que contó con la ventaja de la roca para golpear despiadadamente a la pequeña. Desde antes la agredía en el interior de la secundaria número 518, de Teotihuacán, México.
La víctima, sin saberlo, padeció traumatismo cráneo-encefálico durante todo ese tiempo, porque también el personal médico que la atendió incurrió en negligencia y no le detectó la grave fractura que, al final, le ocasionó la muerte.
La difusión del video sacudió a la opinión pública del país, y las autoridades educativas cesaron a la directora del plantel, pero eso no basta para resolver el problema de fondo: el extendido “Bullying”, que preocupa desde hace años a la ONU, pero no es percibido por la sociedad en su dimensión y alcances y efectos multiplicadores negativos, según estudios de sus expertos en el tema.
Los padres de familia de las víctimas y de los agresores lo ignoran, o no le dan la debida importancia, pero el principal organismo multilateral del mundo lo define como agresiones físicas o psicológicas de un alumno o alumna contra otro u otra, y que tienen altos componentes discriminatorios.
Van desde la apariencia física hasta las condiciones socioeconómicas, pasando por el origen, religión, nacionalidad, orientación sexual, discapacidad, deficiencias en el aprendizaje y hasta la zona en donde vive quien sufre el acoso.
La ONU alerta en el sentido de que el “Bullying” marca negativamente a las víctimas a corto, mediano y largo plazo, les ocasiona deterioro de la autoestima y confianza, del rendimiento escolar, depresión y en los casos extremos conduce al suicidio, cuyo número aumenta.
Lo ocurrido con Norma Lizbeth debe servir para que autoridades, maestros, padres de familia y los medios informativos lleven a cabo una cruzada para ponerle fin al problema en las escuelas y que el doloroso caso de la muerte de la pequeña de Teotihuacán sea el último. Es una tarea de todos, y debe comenzar cuanto antes.
El fenómeno no es de alto impacto desde el punto de vista mediático, pero sus consecuencias son más devastadoras y afectan a millones de alumnos desde la educación básica hasta la superior. La muerte de Norma Lizbeth debe motivar a autoridades, especialmente del sector educativo, a resolver el acoso escolar.