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El_Espectador_10_Noviembre_2014_N474
El Espectador
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CRECE DÉFICIT ALIMENTARIO EN
EL EDO, POR CAMBIO CLIMÁTICO
Mientras la población mexiquense crece cada año y demanda más alimentos, los cultivos de maíz enfrentan cada vez más riesgos de perderse, derivados del cambio climático. Además, lo errático de los regímenes de lluvia no permite a los productores rurales prever cómo será el ciclo agrícola siguiente, advirtió Jesús de la Cruz Martínez, asesor de campesinos.
Las consecuencias negativas directas se expresan en una reducción de la cosecha maicera y el crecimiento del déficit alimentario del Estado, en perjuicio de sus más de 16 millones de habitantes. La combinación de más población y menos comida es socialmente negativa.
El también ex diputado local de izquierda puso como ejemplo lo ocurrido este año: las lluvias iniciaron en marzo, y todavía en octubre se presentaron aguaceros, para ocasionar dos veces pérdidas de las siembras en el mismo ciclo agrícola…
DECIDIRÁN ESTE MES RELEVO EN TSJ
En la primera sesión de pleno del Poder Judicial mexiquense, en enero del próximo año, será electo el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) o Poder Judicial del Estado de México (PJEM), para relevar a Baruch Delgado Carbajal.
No obstante, de acuerdo con información de magistrados, el tema se resolverá prácticamente este mes o avanzará mucho hacía el desenlace final, pues para diciembre deberá estar formada ya una opinión mayoritaria sobre el nombre de quien, además del Poder Judicial, encabezará al Consejo de la Judicatura estatal.
Los entrevistados, quienes pidieron omitir su nombre, no descartaron alguna sorpresa en la designación, pues aunque son los magistrados los que eligen al presidente del TSJ, en varias ocasiones anteriores su apoyo coincidió en el nombre de quien en ese momento disponía de la simpatía y cercanía con el gobernador en turno…
Editorial
REPERCUTEN ADVERSAMENTE EN
COSECHAS POLÍTICAS ERRÓNEAS
Hace un tercio de siglo, cuando el poblamiento del territorio estatal registraba ya diversos problemas de anarquía, irregularidad y absorción de las mejores tierras de cultivo, el entonces gobernador, Alfredo del Mazo González, efectuó un serio esfuerzo por imponerle orden, racionalidad y lograr ciudades sustentables.
Fijó límites al crecimiento de las ciudades y declaró polo de desarrollo a Atlacomulco, Tejupilco, Toluca, Jilotepec, Zumpango, Texcoco, entre otras cabeceras de regiones. El objetivo era evitar el desastre urbano que ahora conocemos y salvaguardar el suelo para su utilización de acuerdo con su vocación natural.
De esta forma las áreas de cultivo y ganadera deberían ser protegidas, en una visión que a más de 30 años de distancia se comprueba que era certera y conveniente. Del Mazo González no terminó su sexenio. Fue llamado a integrar el gabinete del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, por lo cual sus metas estratégicas para el desarrollo urbano, agrícola y ganadero ya no se persiguieron..
COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
Los analistas políticos dados a las analogías simplistas sostienen que al problema de Guerrero se le dio una solución “a la michoacana”; es decir, se recurrió a Rogelio Ortega Martínez, un académico y funcionario de la Universidad Autónoma de Guerrero para relevar a Ángel Aguirre Rivero, como en Michoacán el rector de la universidad estatal, Salvador Jara Guerrero, sustituyó a Fausto Vallejo.
No ocurrieron exactamente igual las cosas. Hay grandes diferencias en las circunstancias, personalidades y contextos políticos, económicos, sociales y el tipo mismo de actividades delincuenciales entre los dos estados y la salida de los gobernantes surgidos de elecciones constitucionales. Ambos, por cierto, fueron electos para períodos de 4 años.
En Michoacán el nuevo gobernador era rector universitario, mientras en Guerrero el flamante mandatario era el segundo en el mando de la autónoma guerrerense. Jara Guerrero, al menos en teoría, no era militante activo de ningún partido, en tanto que Ortega Martínez es un viejo luchador de izquierda, directivo de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), asimilada al PRD, y fundador de ese partido.
Otra diferencia entre Guerrero y Michoacán es en esta última entidad federativa el alejamiento de Fausto Vallejo fue por fases, mientras en Guerrero Ángel Aguirre duró en el cargo sólo un mes después de los acontecimientos de Iguala, por la presión, más que la doméstica, de las fuerzas políticas y la opinión pública nacional, con impacto internacional, ocasionado por la muerte de tres personas e igual número de alumnos normalistas y el secuestro de 43 estudiantes más.
En Michoacán no intervino la protesta estudiantil y social para exigir la renuncia de Vallejo, como en Guerrero; ni los mandos de los grupos criminales de éste tienen el peso mediático de “La Tuta”, el principal mando de los “Caballeros Templarios”, ni a las tierras surianas se mandó un comisionado plenipotenciario en los hechos, como ocurrió en la tarasca, ni el gobernador era del mismo partido que el del presidente Enrique Peña Nieto.
Como puede verse, el proceso de alejamiento de Aguirre Rivero de la gubernatura no fue “a la michoacana”, como con simplismo se sostiene. Lo que es indiscutible y nadie puede negar u ocultar es que Rogelio Ortega Martínez (sin parentesco con uno de “los chuchos”) comienza con un desafío descomunal, como no lo tuvo Jara Guerrero en Michoacán: encontrar a los 43 alumnos normalistas secuestrados, que no han podido localizar las fuerzas federales ni vivos, ni muertos en 45 días, ni siquiera por la captura del ex alcalde igualteco y su mujer.
Los grandes retos no paran ahí: Ortega Martínez debe erradicar o reducir significativamente la inseguridad pública en general y la ocasionada por la delincuencia organizada, en particular. Y por si fuera poco, está obligado a intentar a reducir los altos niveles de pobreza, marginación social, corrupción, impunidad e ineptitud y la debilidad de las instituciones estatales, problemas que no impactan a la opinión pública nacional e internacional, pero angustian a un alto porcentaje de las familias guerrerenses.