*Germán Martínez Cázares, calderonista infiltrado en Morena habla de ética.
De la redacción
El motivo fue el presunto plagio de tesis por parte de la ahora ministra Yasmín Esquivel Mossa a otra de en ese tiempo alumno de derecho Edgar Ulises Báez Gutiérrez, que utilizó la ultraderecha empresarial y política para destrozar la buena imagen de la primera.
Una mezcla de grandes y poderosos intereses económicos, políticos y el poder fáctico mediático se encargó de desprestigiar a la ministra, quien se enfilaba a competir con posibilidades de triunfo por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
En esto algunos personajes llegaron a lo grotesco, como el senador Germán Martínez Cázares, quien sin existir pruebas contundentes de que Esquivel Mossa plagió la tesis a Báez Gutiérrez en 1986, le exigió y sigue exigiendo la renunciar a su cargo de ministro. No reconoce el derecho a la presunción de inocencia.
Lo patético es que un político oportunista, arribista, desleal y traidor, habló de cinismo y desvergüenza de la integrante de la SCJN.
Martínez Cázares fue compañero de gabinete y una especie de Genaro García Luna político del presidente Felipe Calderón Hinojosa. Tuvo participación importante en el fraude que permitió el arribó del michoacano a la presidencia de la República, y en el desafuero de López Obrador cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal.
No obstante, con la habilidad clásica de los oportunistas y trepadores, logró acercarse al fundador y primer dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, quien lo aceptó a pesar de sus antecedentes de calderonista y cuadro de la ultraderecha política panista.
En la excesiva fe en los hombres y mujeres que pueden reivindicarse socialmente y ser provechosos para causas útiles, ya presidente de la República el tabasqueño hizo senador a Martínez Cázares.
Luego lo nombró director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al que renunció y luego volvió a su escaño en el Senado. Abrigaba la esperanza de ser candidato de Morena a gobernador de Michoacán, y al fracasar en sus ambiciones, dejó la bancada del partido que lo encumbró y se declaró sin partido.
Desde el senado se dedica a atacar a Morena, al presidente López Obrador y a la cuarta transformación. Se convirtió en opositor y como tal fue elevado a la altura de héroe por los medios informativos, con espacios privilegiados para agredir a quien lo hizo senador y director general del IMSS.
Ahora, con sus antecedentes, exige a la ministra Esquivel Mossa que renuncie a su cargo en la SCJN y el cínico habla y condena un presunto cinismo de aquella y hasta de desvergüenza. No se ruboriza, ni recurre a la autocrítica el desleal y traidor calderonista, y sin prueba contundente insiste en que la jurista plagió su tesis.