*Se trata de una gran figura mexiquense, nacido en Toluca.
De la redacción
El mundo de las ideas, del pensamiento crítico y las mejores causas sociales de México sufrió una gran pérdida con el fallecimiento del mayor, más prestigiado y respetado intelectual de México: Pablo González Casanova y del Valle, quien dejó de existir ayer en la Ciudad de México, a la edad de 101 años.
Nació en Toluca, lo cual pocos sabían, pero su trayectoria académica como investigador y especialista en temas de la democracia y el ejercicio del poder la desarrolló a nivel nacional y en el plano internacional. Fue director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que durante su dirección vivió su mejor época. También fue rector de la Máxima Casa de Estudios del país, cargo que dejó por injerencia del gobierno echeverrista en la institución.
Fue creador de importantes instituciones académicas y de investigación. En su corto rectorado, de 1970 a 1972 fundó el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) (del nivel medio superior), el Sistema de Universidad Abierta (SUA), de tanta relevancia ahora en todas las instituciones de estudios superiores del país e instrumento casi generalizado durante la pandemia.
En 1986 González Casanova fundó el antecedente del Centro de Investigación Interdisciplinario en Ciencias y Humanidades, al cual renunció en 1999, por el ingreso de la Policía Preventiva a Ciudad Universitaria. La congruencia y honestidad intelectual fueron parte de sus numerosas cualidades humanas, académicas y como investigador.
Historiador y doctor en sociología, el exrector de la UNAM aportó a la reflexión crítica y al análisis político riguroso del México de la segunda mitad del siglo pasado. Producto de sus investigaciones fue el libro “La democracia en México”, obra clásica y guía oara generaciones de investigadores del sistema político y estructura del poder de México.
Su valía ha sido reconocida por la UNAM, que le otorgó el título de investigador emérito y profesor emérito, lo cual nadie más ha logrado en la historia de la institución, y también le concedió el título de doctor Honoris Causa, como lo hizo la UAEMéx, las universidades autónomas de Sinaloa, Puebla y la Complutense de Madrid.
Los reconocimientos fueron numerosos en México y el extranjero. Recibió la medalla “José Martí”, la más alta distinción que entrega el gobierno y pueblo de Cuba. No es menos importante su apoyo a las mejores causas sociales de México y América Latina y su aportación al estudio de las ciencias sociales en esta región del continente americano.
Su fallecimiento fue lamentado por sectores intelectuales, académicos, políticos, sociales e institucionales, comenzando por las condolencias del presidente Andrés Manuel López Obrador.