De la Redacción
Esa tarde, en un café del centro de la capital mexiquense, los experimentados -que no viejos, aunque sí- periodistas que por décadas hemos cubierto la “fuente” política en suelo mexiquense no dábamos crédito a lo que recién habíamos presenciando en la rueda de prensa de los dirigentes estatales de los partidos integrantes de la alianza “Va por el Estado de México”, efectuada en la sede del priismo estatal.
En el salón de presidentes, donde están las fotografías de decenas de quienes fueron líderes del Partido Revolucionario Institucional durante décadas, muchos de los cuales ya se nos adelantaron en el camino, estaba participando en un encuentro con reporteros nada menos que el representante del Partido Acción Nacional (PAN) en el Estado de México, Anuar Azar Figueroa. Allí, en la emblemática esquina del norte de la capital y añejo baluarte del priísmo .
El partido blanquiazul fue creado para combatir al tricolor, y durante décadas lo hizo en campañas con fuertes palabras contra los cuadros tricolores, acusaciones y descalificaciones de todo tipo, esa fue la norma desde su fundación y todavía hasta hace seis años. En 2017 el panismo estatal postuló para la gubernatura a Josefina Vázquez Mota, y en su campaña institucional atacó con rudeza al candidato priista a gobernador, Alfredo del Mazo Maza y al PRI, a quien acusó de corrupto.
Un año después, en medio del proceso presidencial para sustituir a Peña Nieto, nadie hubiera imaginado ver a un dirigente del PAN mexiquense participando en una rueda de prensa en el salón de ex dirigentes priistas estatales, en el edificio del Comité Directivo Estatal (CDE) tricolor, como ocurrió con Anuar Azar Figueroa, menos aún se hubiera imaginado a dicho líder elogiando la trayectoria política y administrativa y el desempeño de la priísta Alejandra del Moral Vela, como candidata a gobernadora del PRI, PAN, PRD y NAEM.
La presencia protagónica del representante del panismo estatal en la casa del priismo fue casi un hecho histórico, marcó el fin de una era, un cambio de viento no imaginado por miles o millones de priístas en los casi cien años de gobiernos emanados con las diversas siglas de ese partido en el estado más importante del país.
El hecho era en sí mismo noticia de ocho columnas, o lo habría sido en otro tiempo; sin embargo a casi todos los reporteros se le fue la nota, no repararon en el hecho inédito. Quizá haya sido por la edad, la mayoría de los informadores actuales son muy jóvenes para recordar aquel odio que se juraron panistas y priístas durante décadas, pero como dijo uno de los compañeros de la vieja guardia reunidos allí: “los tiempos cambian, o quizá siempre fue así y los que no lo veíamos éramos nosotros. En fin, ver para creer”.
