COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EBRAD NO APRENDIÓ DE LOS ERRORES DE
MONREAL, QUE SE ANULÓ POR AMBICIOSO
El senador Ricardo Monreal Ávila es uno de los políticos más completos del país. Reúne cualidades excepcionales para la actividad a la que se dedica profesionalmente, pero tiene un gran defecto que anula sus virtudes: su desmedida ambición por el poder, que lo conduce a cometer errores graves, como le ocurrió en los últimos cerca de cinco años.
Fue hombre de todas las confianzas del presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien fue seguidor y entusiasta partidario durante más de 20 años. En estas condiciones, trató de imponer su candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero perdió en en encuestas frente a Claudia Sheinbaum. No quedó satisfecho, pero aceptó recibir a cambio la candidatura para senador plurinominal y el ofrecimiento de coordinar la bancada senatorial morenista.
Desde esa posición comenzó a trabajar para ganar la candidatura presidencial. Hizo alianza con grupos internos de Morena y los mandos nacionales morenistas le permitieron impulsar a allegados para candidaturas a gobernadores, que resultaron triunfadores. En esas condiciones se ensoberbeció y en el 2021 maniobró para ajustarle cuentas a la gobernante capitalina. Está probado que operó para la oposición y que al meenos fue decisivo para que Morena perdiera la delegación Cuauhtémoc.
Continuó con sus objetivos de tejer alianzas inclusive con malquerientes del mandatario López Obrador, incluyendo a los grandes medios informativos de cobertura nacional y las cúpulas legislativas opositoras. Periódicos diarios, cadenas de radio y televisión lo cautivaron, lo exaltaron y le dieron espacios privilegiados. Monreal Ávila fue el único personaje morenista al que no atacó el poder fáctico mediático y él, por su parte, habló de la reconciliación con los opositores.
Avanzó en el fortalecimiento de sus vínculos explícitos o implícitos con la oposición al grado de que ésta llegó a sostener que, si dejaba a Morena, podría ser su candidato presidencial para el 2024. Todo ello le generó un ambiente hostil, de desconfianza en su partido, que le canceló cualquier oportunidad de ser postulado para la presidencia. Y en el peor escenario que jamás imaginó, la posición rectificó y lo desechó como su prospecto.
Hace poco, en un cambio de actitud y en una posición que debió asumir desde septiembre del 2018, sostuvo que prefiere no ser nada en política, antes que traicionar al presidente López Obrador. Su cambio parece demasiado tardío, pero puede redituarle mucho más que su postura de luchar aun fuera de Morena por la presidencia de la República, que pudo obtener si no lo hubiera perdido su excesiva ambición de poder y de no haberse considerado imprescindible en su partido.
El mismo error está cometiendo Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores. Su ambición por la candidatura para presidencia de la República lo está llevando a cometer graves errores. Busca presionar a la dirigencia formal y real de Morena para que defina los tiempos del calendario para la lucha interna por esa postulación. Ya ordenó a dos de sus colaboradores dejar sus cargos en la Cancillería, para obligar a los otros interesados en la misma candidatura a hacer lo mismo.
Una vez descarriladas las aspiraciones de Monreal Ávila, el titular de la SRE se convirtió en la carta fuerte de la oposición; sobre todo, porque también adoptó una posición conciliadora con los adversarios de la cuarta transformación, comenzando por sus brazos abiertos a los medios informativos y periodistas opositores al presidente López Obrador, que lo elogian, mientras atacan a los otros dos personajes competidores de Ebrard: Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López.
Como le ocurrió a Monreal, esa estrategia le costó apoyo del morenismo nacional; sobre todo, porque es el único del trío de aspirantes a la candidatura presidencial que critica a los otros dos, por lo que cada día se ve más difícil que tenga éxito su estrategia y más bien lo conducirá al debilitamiento y cancelación de sus posibilidades de ser postulado. Sus correligionarios no le tienen mucha confianza ya.