*Vargas Terrero ha ocupado puestos clave en varias administraciones federales.
De la redacción
Sonia Vargas Terrero, la cuestionada colaboradora de Genaro García Luna en la Secretaría de Seguridad en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, ahora contratada para la Dirección de la Coordinación de Administración del Consejo de la Judicatura Federal del Poder Judicial, cuyo nombramiento fue atribuido a la influencia de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, desarrolló muchas habilidades para permanecer en áreas estratégicas de la administración federal.
Está siendo investigada por contratos firmados por miles de millones de pesos, presuntamente como parte del mecanismo de saqueo de fondos públicos de García Luna, pero se desenvolvió en puestos claves para la corrupción desde el gobierno calderonista hasta el de López Obrador, pasando por el de Enrique Peña Nieto.
En la actual administración manejó asuntos de contrataciones y recursos materiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que encabeza Marcelo Ebrard Casaubón; y en la propia Fiscalía General de la República, cuyo titular es Alejandro Gertz Manero; es decir, habría que investigar también quienes la protegen para poder ocupar espacios de poder en todos los gobiernos federales desde 2006.
Peña Hernández se deslindó del nombramiento de Sonia Vargas Terrero en el CJF, que ella preside también, como cabeza de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sus defensores sostienen que fueron otras instancias del Poder Judicial Federal quienes autorizaron su contratación, lo cual pudo ocurrir, pero esas posiciones se otorgan por instrucciones de los más altos mandos en cada institución.
La presidenta de la SCJN no tuvo que firmar un oficio ordenando el nombramiento de la investigada colaboradora de García Luna para que le hicieran espacio en el Consejo de la Judicatura Federal. Bastaba con que instruyera a alguno de sus ayudantes para que transmitieran la orden a las áreas que oficialmente debían hacer la designación, sin dejar huella de su intervención.
De todos modos, es notable la habilidad de Vargas Terrero para colocare en áreas delicadas de dependencias de las anteriores dos administraciones federales y, lo más sorprendente, de la actual, cuando tiene antecedentes de presunta corrupción desde la época de García Luna como miembro del gabinete presidencial de Felipe Calderón, sin ser detectada.