*El problema que puede ocasionar la inteligencia artificial es en lo criminal.
De la redacción
Estamos llegando tarde al debate sobre la inteligencia artificial (IA); sobre todo, en lo que hace a su utilización ética y responsable. Comenzó a hablarse del término desde 1956, 11 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, pero las investigaciones para uso civil se suspendieron muchos años. Continuaron en el campo de la producción de armas, y ahí la construcción de IA fue acelerada.
Román Celis Alatorre experto en el tema, sostuvo que, “sin caer en fatalismo, la inteligencia artificial ya está presente y se usa en actividades civiles, y el problema es que su empleo no está regulado, por lo que el riesgo de mal uso, especialmente en las actividades criminales y particularmente en el de robo de identidad, fraudes en el sistema financiero y el espionaje es grande”, subrayó.
Regular para hacer obligatoria la ética y la responsabilidad de quienes emplean la inteligencia artificial sería extremadamente difícil, porque “se requiere una legislación a escala planetaria, puesto que ese es el alcance de estos avances en el campo de la información, que no previeron sus impulsores, como el científico francés Alan Turing”, comentó el entrevistado.
El especialista se refirió al aspecto más controvertido y preocupante para muchas personas: el desplazamiento del trabajo humano por el de máquinas con inteligencia artificial; es decir, el desempleo que puede ocasionar su utilización extendida.
“El riesgo es real y lo estamos presenciando ya en algunas fases de las cadenas productivas de las grandes corporaciones industriales, pero también, aunque no se note ni escandalice, en la sustitución de empleados bancarios por el uso de estos avances científicos y tecnológicos, que es ya una realidad cotidiana”, abundó.
“Eso tiene mucho que ver con la inteligencia artificial, inclusive a ella se debe la existencia de los sistemas de cómputo”, recalcó y recordó que, precisamente, el término de inteligencia artificial se utilizó para describir las características de las primeras computadoras electromecánicas, que eran rudimentaria frente a las más atrasadas de nuestros días.
Al retomar el tema de la sustitución del trabajo humano por el de las diversas modalidades de la inteligencia artificial, Celis Alatorre previó que el límite a ese peligro real será el de la necesidad de mercados para los productos.
“El capital, aun el depredador, como lo es el financiero, necesita consumidores. Y las máquinas dotadas de inteligencia artificial no consumen, no compran bienes de uso generalizado, por lo que a esos grandes intereses económicos globales no les conviene reducir el número de compradores-consumidores”, explicó.
Es decir, concluyó, “a los empleadores de la inteligencia artificial los perjudica la disminución de consumidores de sus productos y eso, no la solidaridad, frenará la sustitución del trabajo asalariado, humano, por el de los robots”.