*Este mes murió quien comandaba a los rangers que capturaron al Che.
De la redacción
Con la muerte del general boliviano Gary Prado Salmón, quien comandaba al grupo de cien rangers que el 8 de octubre de 1967 capturó al guerrillero cubano-argentino Ernesto “Che Guevara”, asesinado al día siguiente, resurgió la leyenda, según la cual todos los participantes o tomaron parte en la decisión de darle muerte, tuvieron fin trágico.
Gary Prado era capitán en ese tiempo y los hombres a su mando y de agentes de la CIA, localizaron al Che y a su grupo guerrillero en la región de Valle Grande, delatado por el campesino Pedro Peña. Hubo un enfrentamiento en el que el legendario personaje fue herido e inutilizada su arma, por lo que fue capturado.
De los que participaron o tomaron decisiones sobre el caso el primero en morir fue el dictador de Bolivia, general René Barrientos Ortuño. Pereció en el interior de un helicóptero que se desplomó y se incendió en Cochabamba, apenas año y medio después del asesinato del legendario guerrillero.
Siguió en la lista de muertes trágicas de los asesinos del Che quien en octubre de 1967 era jefe de los servicios de inteligencia del Ejército y agente de la CIA, Roberto Quintanilla. Él ordenó amputarle las manos al cadáver del cubano-argentino y fue ejecutado por una guerrillera colombiana en Amburgo, donde era cónsul.
En la misma línea de muertes violentas intencionales estuvo la del campesino Pedro Peña, quien por 5 mil pesos boliviano delató la presencia del grupo rebelde que dirigía el Che Guevara. Fue muerto por guerrilleros en 1971.
En 1976 fue asesinado en Buenos Aires, Argentina, el general Juan José Torres, quien como general y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, junto con Barrientos, acataron la orden del gobierno estadounidense de ejecutar a Guevara. Fue presidente, derrocado por Hugo Banzer y exiliado y muerto por órdenes de éste, con el apoyo del dictador argentino Jorge Rafael Videla, en el escenario de la “Operación Cóndor”, ordenada por Estados Unidos para liquidar a exiliados izquierdistas en países dominados por dictaduras sanguinarias.
En 1972 murió preso y por torturas Andrés Selich, involucrado en la muerte de Guevara. Fue quien lo golpeó cuando el jefe guerrillero estaba y herido y detenido. El militar fue acusado de organizar un golpe militar contra Hugo Banzer.
También en 1976 fue muerto a tiros en París el general Joaquín Anaya, jefe de la Séptima División del Ejército en Santa Cruz, a la que pertenecían los rangers que comandaba Gary Prado, quien desde 1981 y hasta su muerte estuvo en silla de ruedas por un balazo que recibió en la columna vertebral.
Mario Terán, el asesino material del Che quien se volvió alcohólico, terminó en la miseria y ciego, expulsado del Ejército por su adicción. Varios más de los que intervinieron en los hechos que llevaron a la captura y muerte del que se convirtió en ídolo de las juventudes revolucionarias del mundo también tuvieron trágico final, en la línea de la citada leyenda.