*Mito el de la riqueza fácil y rápida en el narco: los deja más pobres y dañados.
De la redacción
La pobreza, desigualdad, marginación, abandono, las adiciones y los mitos sobre la forma rápida y fácil de hacer riqueza a través de la delincuencia organizada inducen a los jóvenes a incorporarse a grupos criminales.
Los resultados son contrarios a los buscados: terminan dañados por las drogas, sin lazos afectivos, más pobres y excluidos que antes, preso o muertos muy jóvenes, después de causar agravios en sus carrereas delictivas.
Este panorama fue expuesto por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría del Ramo, Hugo López-Gattel, al dar a conocer las causas y consecuencias del consumo de drogas, en forma especial de la cocaína.
Para conocer y resolver el problema debe partirse de que en el fondo de la problemática de la inseguridad pública, la violencia y los delitos están las condiciones de pobreza, desigualdad, abandono de los jóvenes y las adicciones a las drogas, quienes en esas condiciones se incorporan a las filas de la delincuencia, inducidos también por la equivocada creencia de que con las actividades criminales superarán su pobreza y exclusión, reiteró el funcionario.
Médico altamente calificado, López-Gattel habló de los daños que ocasiona el consumo de la cocaína en el organismo del adicto, desde afectaciones a órganos vitales hasta la pérdida de conciencia sobre la realidad, la ruptura de los vínculos familiares, amistosos, la generación de conductas violentas al interior de las familias, el abandono de la misma y la muerte temprana.
Las consecuencias alcanzan a las familias, y en los casos en que logran sobrevivir a los efectos devastadores de las sustancias tóxicas, y después de ocasionar muchos daños a personas y a la sociedad, quienes buscan salir de la pobreza mediante el tráfico de drogas, terminan más pobres, más excluidos que antes, si no terminan asesinados, en prisión o fallecidos por los efectos de los estupefacientes.
RIGE EN LAS DROGAS UNA BRUTAL EXPLOTACIÓN
La imagen del narcotraficante multimillonario, poderoso, influyente, poseedor de mansiones, vehículos de superlujo, dinero, joyas, propiedades fastuosas, novio de mujeres hermosas y feliz, deslumbra a los jóvenes que padecen los problemas descritos por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, pero se trata de un espejismo que agrava la situación de pobreza, al añadir el de los daños a su salud por las drogas y el riesgo de morir por sobredosis, por los enemigos o encarcelados.
El mundo de las drogas no escapa a la lógica brutal de la explotación capitalista, en la cual unos pocos se enriquecen a cambio de la miseria de los muchos, según Salvador Macías Sequeida, estudioso del tema.