*El marcador de la semifinal disputada en Las Vegas fue de 3 goles a 0.
De la redacción
La selección de fútbol de Estados Unidos creció mucho o la de México se estancó, o se combinaron las dos cosas, pero el jueves la nuestra volvió a perder y no pudo avanzar en el torneo de la Nations League: fracasó por haber jugado mal. Como prueba de la desastrosa actuación, su primer tiro a la portería rival fue al minuto 75, un cabezazo débil y a las manos del portero.
El mal resultado colocará en una situación incómoda al técnico Diego Cocca, no sólo por la derrota del seleccionado, sino también porque a la afición mexicana, por razones históricas entendibles, le duelen mucho los fracasos del seleccionado frente a su similar del vecino país del norte. Por si fuera poco, se mostraron como malos perdedores, al agredir a rivales, que costaron las expulsiones de César Montes y Gerardo Arteaga, aunque ocasionaron también la expulsión de dos rivales.
Este fue el sexto partido entre ambos representativos en que México no puede lograr la victoria frente a Estados Unidos, quien hace años era fácil presa de los futbolistas del país: le ganaban por goleada. Christian Pulisic, el delantero estadounidense, se convirtió en el verdugo de la selección mexicana, al anotar dos golazos. Fue contundente; todo lo contrario de los delanteros mexicanos.
El equipo de México careció de creatividad, de juego de conjunto y la defensa mostró una lentitud preocupante. Fue superada por los veloces futbolistas del vecino país, y cometió errores, como en el segundo gol, mientras el portero Guillermo Ochoa se vio grotesco en la tercera anotación que recibió.
Estados Unidos tiene ahora muy buenos jugadores, que participan en equipos de las principales ligas europeas y son superiores a los mexicanos, y juegan como equipo. Los mexicanos tampoco hacen valer el peso de sus buenos futbolistas en jugadas individuales. El 3 a 0 le salió barato, por como jugaron ambos equipos.
Muchos demandan ya la salida del entrenador, pero ese no es el problema de la selección mexicana, sino el desorden en el futbol del país, donde parece que los propietarios de los clubes, que nutren al representativo de jugadores, no le interesa la calidad del balompié. El nuevo titular o comisionado de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), Juan Carlos Rodríguez, dio muestra de estar más preocupado por los ingresos de los duelos de los equipos, que por mejorar el nivel cualitativo del futbol.
Como si no entendiera que las ganancias serán siempre en función y proporción a la calidad de los partidos, por lo que lo primero y más importante es mejorar ese nivel, que las utilidades vendrán inevitablemente si los equipos brindan buen espectáculo.
Mientras los clubes sigan utilizándose como instrumento para el tráfico de influencia y la obtención de diversos beneficios del poder público para empresas de otras ramas, pero de los mismos dueños, la selección seguirá estancada.
La importación de numerosos futbolistas extranjeros no será la solución para el problema de la calidad del futbol-espectáculo, como lo prueba la realidad, y en contrapartida, seguirán operando como un obstáculo para el surgimiento y consolidación de nuevas y grandes figuras del balompié nacional.
No podrá lograrse una selección de alto nivel cualitativo y competitivo si los dueños de los equipos no impulsan e invierten en sus fuerzas inferiores y prefieren contratar muchos malos jugadores extranjeros. El problema no es de entrenadores.