DIFÍCIL EXPLICAR LO PASADO
EL DÍA 4 AL PRI, PAN Y PRD
LOS TRES VIEJOS PARTIDOS, JUNTOS, NO PUDIERON
DERROTAR A UNO QUE OBTUVO REGISTRO EN 2014
El 4 de este mes fueron derrotados en suelo mexiquense los tres más viejos partidos mexicanos: El PRI, fundado con otro nombre en 1929; el PAN, creado en 1939 para combatir al gobierno nacionalista de Lázaro Cárdenas; y el PRD, constituido en 1989, después del gran fraude perpetrado por el tricolor en favor de Carlos Salinas de Gortari y creado para disputarle el poder al priismo y al panismo.
Lo más notorio fue que los tres se aliaron y fracasaron en las urnas frente a una formación partidista creada apenas hace 9 años, y que en esta ocasión el panismo y el perredismo abandonaron su condición opositora, para asumir una oficialista, porque su aliado y líder en la coalición es quien gobierna el Estado de México y lo seguirá haciendo hasta el día 15 de septiembre próximo.
Es difícil explicar los alcances que el fracaso electoral en la entidad mexiquense representa para las tres viejas organizaciones políticas, pero en el caso del PRI, ya no tiene presencia como único partido en el gobierno de ningún estado de la República, porque aun cuando el PAN, como partido en el poder, le permitió el año pasado presentar candidato a gobernador de “Va por México” en Durango, y este conservó la gubernatura de Coahuila, en ambos casos cogobierna con el panismo y perredismo, sus adversarios ideológicos históricos.
La situación electoral e institucional del PRI es tan precaria en el territorio nacional, que en estos momentos los mandatarios estatales de Movimiento Ciudadano (MC) gobiernan un población casi 200 por ciento mayor que la del PRI con los suyos. Y vale la pena insistir en que el que durante 94 años fuera partido invencible en tierras mexiquenses, ahora no pudo triunfar ni con los votos panistas y perredistas.
El tricolor no es ya ni siquiera el principal partido opositor en México, porque el PAN, ahora su aliado, lo desplazó de la condición de segunda fuerza electoral, al tener más gobernadores, senadores y diputados federales, por lo cual muchos de sus cuadros exigen se examine a fondo las ventajas y desventajas que representa su coalición con el Partido Revolucionario Institucional.
Esta situación del PRI y de “Va por el Estado de México” ya existía antes de la elección de gobernadora del pasado 4 de junio, pero se agravó con la derrota de Alejandra del Moral Vela, con el empeoramiento de su posición electoral e institucional a escala nacional.
No exageraban los analistas objetivos cuando afirmaban antes de lo ocurrido el 4 de este mes que el PRI no recuperaría la presidencia de la República, aunque ganara el Estado de México, mientras la victoria de Morena sólo fortalecería su posición comicial de cara al 2024.
En estas condiciones, las consecuencias de la derrota de los viejos partido este mes en suelo estatal en el corto, mediano y largo plazo no se pueden prever; es decir, el alcance de su fracaso no puede medirse todavía, pero no es aventurado adelantar que agravará la desventaja del tricolor y los aliados en “Va por México”, principalmente para la lucha por la presidencia de la República y por las de cámaras del Congreso de la Unión, poderes estratégicos para frenar o profundizar los objetivos de la cuarta transformación después del sexenio del presidente López Obrador.