COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
ANARQUÍA EN EL TRÁNSITO VEHICULAR DE
TOLUCA: LA COMUNA, INCAPAZ DE ORDENARLO
Toluca está convertida desde hace años en la ciudad más caótica del país en materia de tránsito vehicular. Las normas de la materia no se respetan, y las autoridades permanecen indiferentes, y ni siquiera se sabe si son incapaces o no les interesa poner orden en beneficio de la población que conduce vehículos y de los peatones.
El problema se agravó mucho en el actual gobierno municipal. Como nunca antes, las normas no se aplican y puede decirse que Toluca es una ciudad sin ley, ni reglas para el uso de las calles por las unidades automotores, bicicletas y transeúntes, como lo padecen todos los días las decenas de miles de personas que salen a las calles.
No respetan las normas aplicables los conductores de vehículos del servicio público de pasajeros, colectivos y taxis, los particulares, los que se transportan en bicicleta o motocicleta y tampoco quienes transitan a pie, sin que la autoridad se preocupe por hacer valer leyes y reglamentos creados para facilitarle la vida de todos en la sociedad. En ninguna otra ciudad del país ocurre lo que en Toluca en la circulación vehicular.
Los policías de tránsito están de ornato, porque permiten que los conductores se pasen los “altos”, den vuelta en las esquinas de carriles contrarios al que utilizarán, no usen direccionales y en el colmo de la permisibilidad, que hablan por teléfonos celulares y hasta reciban y envíen mensajes por esos dispositivos.
También dejan que los motociclistas y ciclistas hablen, reciban y manden mensajes por celulares mientras conducen, lo cual está prohibido terminantemente en la norma, en una situación muy grave, ante la absoluta indiferencia o ineptitud de las autoridades municipales, lo que siembre dudas sobre su capacidad para resolver otros problemas más difíciles, como la inseguridad pública y la prevención de los delitos.
A estas deficiencias se agrega ahora la descoordinación del sistema de semáforos, especialmente en el centro de la capital mexiquense, lo que vuelve más anárquica, pesada y lenta la circulación vehicular, con el consiguiente aumento del estrés de los conductores y pasajeros y riesgos para unos y otros, incluyendo a los peatones, que también, aun cuando sean los más vulnerables en esta situación, incurren en imprudencia al cruzar las calles y vialidades (pocos utilizan los puentes peatonales).
Podría entenderse, no justificarse la incapacidad de las autoridades para someter al imperio de la ley a la delincuencia, por insuficiencia de policía, armamento, equipamiento y tecnología, pero no hay ni explicación a la persistencia y agravamiento de la circulación vehicular, porque basta con aplicar el reglamento de la materia para poner orden, que, por lo demás, es la obligación constitucional de las autoridades municipales.
No cuesta hacer cumplir la ley; es decir, no necesitan ampliar el presupuesto para ello, como tampoco para sincronizar los semáforos, problema que contribuyen al agravamiento de la circulación vehicular. Inexplicablemente nada se hace para cumplir con obligaciones básicas, y el problema se complica, en lugar de superarse.