*Consejeros nacionales del PRI generaron condiciones para muerte del partido.
De la redacción
Cuando en el 2019 Alejandro Moreno Cárdenas se convirtió en dirigente nacional de su organización política y dejó con licencia la gubernatura del estado de Campeche, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernaba 15 estados de la República.
En cosa de 4 años, a partir del 16 de septiembre próximo, sólo le quedarán dos gubernaturas: Durango y Coahuila, de acuerdo con un análisis de “El Espectador”.
Ese partido, que jamás perdió una elección de gobernador desde su fundación en 1929, con la denominación de Partido Nacional Revolucionario (PNR), hasta 1989, cuando Carlos Salinas de Gortari le regaló al PAN su primer gubernatura, a partir del 16 de septiembre, cuando termine su sexenio Alfredo del Mazo Maza en el Estado de México, sólo habrá ganado dos en los últimos cinco años.
Entre ambas no llegan a 5 millones de habitantes, pero el PRI tiene adicionalmente la desventaja de que cogobernará con el PAN y el PRD. A través de sus gobernadores de Jalisco y Nuevo León, el Movimiento Ciudadano (MC) gobierna más del doble de población que el tricolor.
El primer domingo de este mes el PRI perdió su principal bastión electoral del país: el Estado de México, pero lo más grave es que fue derrotado a pesar de los votos que le aportó el PAN. El PRD le ahuyentó electores y el tricolor tuvo que pedirle a su militancia que también marcarán el emblema de ese partido, para que consiguiera el 3 por ciento de la votación total, para tener derecho a prerrogativas.
Moreno Cárdenas resultó eficaz para destruir al PRI y al paso que va lo convertirá en una organización irrelevante, lo cual ya casi consiguió hacer con el PRD Jesús Zambrano Grijalva.
Parece que ambos representantes partidistas están enfrascados en una dura competencia para ver quien destruye primero a su organización política. Zambrano lleva la ventaja, porque el partido de sol azteca no logró el 3 por ciento en 18 estados, pero Moreno Cárdenas no se deja ganar, y para cumplir su proyecto destructor de su organización política, logró que el Consejo Nacional, que controla, le prorrogaran su período directivo que terminaba en agosto próximo y se extendió hasta después de las elecciones del 2024, ante la satisfacción de Morena, a quien de facto “Alito” ayuda.
Zambrano, por su parte, convirtió al PRD, de un partido que en el 2006 estuvo a punto de ganar la presidencia de la República, a un membrete, un cascarón, que además actúa como perrito faldero del PRI y del PAN, partidos a los cuales combatió.
Su irrelevancia es tanta que en el 2021 sus aliados le permitieron postular candidatos propios en 70 distritos; es decir, para que participara al margen de la coalición “Va por México”, y no ganó una sola de esas demarcaciones.
