*El PRI postuló a Montiel mediante consulta interna, no abierta a la ciudadanía.
De la redacción
Más allá de quien gane la encuesta nacional de Morena, primer paso para obtener la postulación para la presidencia de la República, ese partido puso fin al “dedazo” como modalidad para escoger a sus abanderados y abanderadas para ese cargo.
La relevancia de esa decisión partidista no ha sido percibida o, peor aún, fue soslayada por opositores y analistas políticos presuntamente muy calificados, quienes inclusive, sin el menor rigor profesional, la calificaron de una farsa, destinada a convalidar una decisión ya tomada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como si los trabajos de cinco encuestadora, incluyendo la del morenismo, pudieran manipular a los encuestados, cuatro, de empresas particulares especializadas.
En la historia electoral mexicana jamás la selección de un candidato o candidata presidencial se había decidido con la participación de la ciudadanía ajena al partido postulante, como ocurrirá ahora con el abanderado o abanderada del Movimiento de Regeneración Nacional para la elección de junio del próximo año.
Ni el PRI, ni el PAN sometieron a sus aspirantes a sus candidaturas presidenciales a una consulta a sus bases, y mucho menos a la ciudadanía abierta, como lo está haciendo en estos momentos el partido del cual el presidente López Obrador fue fundador y cuyo registro obtuvo en el 2014.
En su primera participación en un proceso para elegir mandatario federal, en 2018, todos los morenistas, que entonces no gobernaban una sola entidad federativa, sus dirigentes, cuadros y militantes de antemano estuvieron a favor de que el candidato presidencial fuera Andrés Manuel López Obrador, por ello no hubo necesidad de organizar encuestas.
Este método selectivo le ha dado buenos resultados. Las encuestas han sido para designar coordinadores y coordinadoras de los comités de defensa de la cuarta transformación en las entidades federativas, pero en todos los casos los triunfadores y triunfadoras obtuvieron después las candidaturas, y casi todos y todas ganaron las gubernaturas. Pocos y pocas perdieron, y no por el método utilizado, sino la débil o inexistente presencia en esos estados. De todos modos, hicieron crecer el peso electoral del partido gobernante.
La última encuesta exitosa por los resultados de quien la ganó, fue la del Estado de México, en la cual triunfó Delfina Gómez Álvarez, y fue coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación, candidata a la gubernatura y vencedora en la elección constitucional del primer domingo de este mes.
El PRI organizó un proceso selectivo de candidato a gobernador en 1999, mediante consulta a sus bases, no a toda la ciudadanía, y fue ganado por Arturo Montiel Rojas a Héctor Ximénez González y Humberto Lira Mora. Morena irá más allá. Aplicará una consulta a la ciudadanía abierta, lo cual nunca había ocurrido.