COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EL DESPLAZAMIENTO DEL PRI DE LA GUBERNATURA
AFECTARÁ PODEROSOS INTERESES ILEGÍTIMOS
El día 15 del próximo mes el Estado de México presenciará el fin del dominio político, electoral e institucional que durante 94 años ejerció el PRI, de los cuales cerca de 70 lo hizo casi como partido único, sin adversarios que representarán riesgos de perder la gubernatura. En un tiempo el priismo mexiquense se vio obligado a regalarles votos a la débil oposición de izquierda y derecha, para que sobreviviera y tuviera cargos de representación proporcional.
De esta forma simulaba la vigencia de la democracia y la pluralidad ideológica. Eran tiempos cuando sus cuadros estatales, regionales y municipales y sus propios gobernadores tenían mucha cercanía con la población. La escuchaban y resolvían los problemas que estaba en sus manos superar. Esta confianza ciudadana ocultaba la corrupción, que era alta, pero ni de lejos igual a la de los últimos 20 años.
Si coloquialmente y con cinismo se decía que la corrupción eran un mal necesario para el funcionamiento del sistema político, el abandono de la sociedad y la desatención a sus problemas, al último se decía que la corrupción sólo era un mal, al que había que erradicar, pero que nunca haría el PRI. Así surgió la bandera de la lucha contra la corrupción, que logró y consolidó un amplio respaldo popular, mientras el priismo se fue desgastando y perdiendo la confianza y credibilidad de los gobernados.
Mantuvo y acrecentó su voracidad por la riqueza acumulada desde los cargos públicos, pero se desvinculó del pueblo, hasta llegar a un divorció tan grande que la sede del Poder Ejecutivo mexiquense; es decir, el Palacio de Gobierno, luce desolado. No va la gente. Pasillos y antesalas están vacíos, que sin exagerar puede decirse que a uno lo pueden asaltar en el edificio y nadie se daría cuenta, porque el inmueble está desierto, ocupado sólo por los servidores públicos, resguardados en sus oficinas.
La desatención a los problemas colectivos de los mexiquenses debilitó tanto al PRI, que si antes regalaba votos a la oposición, ahora no pudo conservar la gubernatura ni con los votos del PAN, del PRD y NAEM. Ahora será partido opositor, en una nueva etapa de la historia mexiquense, en un cambio en la gubernatura que tiene mucha relevancia, pues se da y forma parte del escenario de la lucha por el rumbo del país, que protagoniza Morena y la ultraderecha empresarial, antes desprovista de base social, pero que ahora tiene convertidos al PRI, PAN y PRD en sus brazos electorales.
De aplicarse en suelo mexiquense, como se espera y se necesita, principios y objetivos de la cuarta transformación, muchos poderosos intereses de todo tipo y de alcance estatal y nacional, incluyendo los ilegítimos, se verán afectados, y ya se sabe que los intereses ilegítimos se defienden con mayor vehemencia que los legítimos, por lo que es previsible reacciones en contra de la nueva administración estatal e intentos de boicotear su gestión.
Es deseable que Morena y sus aliados y la próxima gobernadora tengan presentes estos riesgos y se hayan preparado para neutralizar a los grupos de interés, que presionarán para que les permitan seguir con el saqueo de fondos públicos; es decir, mantener la corrupción, que es la causa de todos los problemas como la inseguridad pública, la injusticia, impunidad, el estancamiento económico, el desorden en la expansión de las ciudades, la mala calidad de los servicios público, la pobreza, desigualdad y los daños ambientales, expresados ya en la insuficiencia de agua potable y su contaminación.