MEDIOS INFORMATIVOS LOCALES NO ACTUARÁN COMO
CRÍTICOS DEL GOBIERNO: NO ESTÁ EN SU NATURALEZA
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Amigos periodistas de los valles de México y Toluca no han comentado que la casi totalidad de los dueños de los medios informativos donde laboran o colaboran están muy preocupados por el arribo de la izquierda al Poder Ejecutivo estatal, dado el antecedente del Ejecutivo Federal en materia publicitaria: drástica reducción.
No ocurrirá lo mismo porque las condiciones y las relaciones prensa-poder público mexiquenses son diferentes. El poder fáctico mediático local nunca ha tenido el inmenso poder y capacidad de intimidación y chantaje de los grandes diarios y cadenas de radio y televisión de alcance nacional, ni recibe ríos de dinero por publicidad y, salvo muy pocos casos, tampoco son grandes proveedores de bienes y servicios, ni contratistas de obras del Poder Ejecutivo.
El mejor ejemplo de esa diferencia en los vínculos de los medios informativos locales con el poder público estatal y los de la gran prensa nacional con el Poder Ejecutivo federal es que allá sometieron a los presidentes, los convirtieron en rehenes a su servicio y al de las grandes corporaciones empresariales que financian sus periódicos, canales televisivos y estaciones de radio de cobertura nacional.
La mejor prueba de que eso no existe en suelo mexiquense es que las empresas periodísticas locales no tienen constructoras, ni son las principales intermediarias del gobierno en la adquisición de bienes y servicios, ni renta de equipo. Aunque notorias, excepciones son precisamente eso. El propio mecanismo de saqueo de fondos públicos, consistente en la venta o alquiler de bienes a la administración pública del Estado beneficia a empresas de medios informativos de cobertura nacional.
A manera de ejemplo tenemos el caso de la empresa dueña del “Heraldo de México”, que alquila a altos precios centenares de vehículos al Poder Ejecutivo estatal. El negocio no es de propietarios de periódicos, televisoras y radiodifusoras locales. También la mayor parte del gasto publicitario se adjudica a los medios informativos de alcance nacional. Serán los perjudicados.
No se prevé que reduzcan el escaso apoyo publicitario a los medios informativos locales, y tampoco que periódicos, noticieros de televisión y radiofónicos se conviertan en críticos sistemáticos y muchos menos que organicen campañas de desprestigio, basadas en mentira y ofensas contra la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.
No está en la naturaleza actuar como opositores, y tampoco los periodistas en general hacen críticas y cuestionamientos a fondo del desempeño de las altas autoridades estatales. Son pocas y pocos los que se formaron en el señalamiento de errores, limitaciones, ineptitudes, corrupción, ineficacia, ausencia de vocación de servicio de los funcionarios y los resultados insatisfactorios de las instituciones.
La tradición de las empresas dueñas de los medios informativos locales (no de sus trabajadores) ha sido la de aplauso, apoyo acrítico a lo que hace y dice el poder público, el deseo de agradar y recibir beneficios. Y no se romperá. No veremos una prensa local convertida en opositora, como ocurrió con los medios informativos de alcance nacional.