*En ambos casos son precampañas disfrazadas de otra cosa, pero no hay ilegalidad.
De la redacción
Los partidos y organizaciones civiles que buscan consolidar en la práctica al “Frente Amplio por México” tuvieron problemas técnicos que retrasaron la búsqueda de 150 mil firmas que deben reunir los aspirantes a encabezar esa alianza.
En estas condiciones, sólo una mujer desarrolló actividades en algunas ciudades del país, Xóchitl Gálvez. Fue la única que declaró y logró que se hablara de ella, con la ayuda adicional recibida por menciones a su persona y empresas, hechas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, antes de prohibírselo el TEPJF.
Mientras las llamadas “corcholatas” recorren el país, declaran, dan entrevistas y lanzan discursos, las y los aspirantes a coordinar el “Frente Amplio por México”, con excepción de la senadora Gálvez, están perdidos. Algunos pocos aprovechan las puertas abiertas de los medios informativos electrónicos de alcance nacional para comunicar sus aspiraciones.
No obstante, están en la inmovilidad, como si ya se hubieran resignado a quedar en el camino y a presenciar como la ultraderecha empresarial saca adelante la imposición de Xóchitl Gálvez, quien hasta antes de ser “destapada” por el presidente López Obrador como la segura abanderada del viejo régimen, aspiraba a ser candidata al Gobierno de la Ciudad de México.
De buenas a primeras todos los grandes medios informativos de circulación nacional y sus periodistas más famosos comenzaron a impulsarla y a posicionarla a escala del país, ante lo cual uno de los trece aspirantes renunció a buscar las 150 mil firmas, y anticipó su apoyo a la senadora hidalguense.
En forma sorpresiva, la legisladora, quien sólo ha ganado de mayoría una delegación (ahora alcaldía capitalina), desalentó las aspiraciones a ser candidatas(os) presidenciales de la oposición a los miembros del Senado de la República Lily Téllez, Claudia Ruiz Salinas, Germán Martínez, Emilio Álvarez Icaza y Damián Zepeda, hasta adelgazarse la lista inicial de más de 30 interesados e interesadas en ocupar la presidencia de la República.
De la misma forma declinaron entrarle a la competencia la mejor carta opositora: el gobernador panista de Yucatán, Mauricio Vila Dosal; el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas; el exsecretario de Relaciones exteriores y de Hacienda y Crédito Público, ex mando de la OCDE, José Ángel Gurría Treviño; el ex secretario de Comercio, Ildefonso Guajardo; y uno de los 13 que pasaron a la segunda etapa, Gabriel Quadri.
De acuerdo con la información hecha llegar a y difundida por el presidente López Obrador, la ultraderecha empresarial, cuyo operador es Claudio X. González, ordenó que la candidata opositora fuera Xóchitl Gálvez, y el proceso interno es una farsa, y así lo entendieron quienes ya se retiraron y los que se retirarán.
La derecha partidista sacrificará cuadros valiosos como a la exdirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, ex diputada local, federal, senadora y gobernadora de Tlaxcala, embajadora y alta funcionaria federal; o al estridente exsecretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, que al final quedarán como derrotados por la malhablada política de Hidalgo. Y tendrán que aceptarlo, porque ahora sirven a la ultraderecha empresarial.