De la redacción
La entrega de 252 millones de pesos a Joaquín López Dóriga por parte de la presidencia de la República durante el gobierno de Enrique Peña Nieto sorprende, escandaliza, pero lo que debe preocupar más es lo que cobraron sus empleadores. Aun cuando esos 252 millones son una fortuna, no dejan de ser una migaja frente a las decenas de miles de millones de pesos obtenidos por las empresas propiedad de los dueños de periódicos y medios electrónicos.
Entre la publicidad facturada y el dinero en efectivo que recibían de la presidencia -el segundo sin documento fiscal alguno-, sumaban cada año del sexenio 20 mil millones de pesos, además de apoyos en especie. Maximiliano Castillo, conocedor de los medios informativos y colaborador de este espacio, ha explicado ya que entre los respaldos en especie figuraban yates, aeronaves, mansiones, vehículos de superlujo, joyas y otros beneficios, esos sí, ilícitos, porque fueron ingresos que no pagaron impuestos, ni ingresaron a la contabilidad de las empresas.
Los apoyos en especie eran, por lo general, bienes decomisados a los grandes capos del narcotráfico. Todo eso se acabó con la 4T, como se acabó igualmente la venta con sobreprecios de bienes y servicios al gobierno por parte de las empresas propiedad de los dueños de diarios impresos, cadenas de televisión y radio.
Perdieron esos ingresos, pero su poder económico sigue intacto y confían en recuperarlos si sus brazos electorales logran ganar la presidencia de la República el próximo año, pero las encuestas no les conceden posibilidades reales de vencer a Morena y a la cuarta transformación, por ello recurren a sus periodistas para al menos intimidar a quien vaya a ocupar la presidencia de la República a partir del primero de octubre de 2024.
