*Ni con los votos de otros partidos el PRI pudo conservar la gubernatura.
De la redacción
El gran perdedor en la elección de gobernadora ha sido, indiscutiblemente, el Partido Revolucionario Institucional (PRI): por primera vez en sus 94 años de historia le arrebataron el Ejecutivo mexiquense y la posibilidades de manejar sus más de 2.2 billones de pesos de presupuesto sexenal, y ser autoridad sobre cerca de 18 millones de mexicanos.
No hay discusión en cuanto a la condición del priismo estatal de máximo derrotado; sobre todo, porque perdió a pesar del apoyo de sus dos antes principales adversarios ideológicos: el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, según un análisis de “El Espectador”.
Sin embargo, la organización con el mayor desplome electoral en 5 años en el Estado de México fue el partido del sol azteca. Entre el 2018 y el 2023; es decir, en sólo 5 años pasó de un millón 981 mil 697 a sólo 141 mil 790 sufragios.
En términos absolutos, el desplome que dejó al PRD convertido en sólo un cascarón fue de un millón 839 mil 381 votos. Sus sufragios directos lo hubieran marginado del derecho a recibir prerrogativas a partir del próximo año.
Las conservará porque los afiliados al PRI y al PAN, aliados en la coalición “Va por el Estado de México”, le regalaron fracciones de votos en miles de casillas, aprovechando que la escogida figura de alianza permitía al elector tachar más de un emblema, en cuyos casos favorecieron notablemente al perredismo.
Esa pérdida de 1.84 millones de votos (respecto a los 1.98 millones que obtuvo en la elección de senadores en 2018) representa una caída de casi 93 por ciento en su clientela electoral. Jamás una organización política había perdido tantos votos y tan alto porcentaje, como le ocurrió el primer domingo de junio de este año al Partido de la Revolución Democrática.
En estas condiciones de irrelevante peso electoral, el partido del sol azteca no resulta atractivo para el PRI, pues aporta muy pocos votos a su causa; además, por razones de solidaridad entre aliados, debe regalarle sufragios, lo cual no objetan las cúpulas directivas del tricolor.
Un cuadro priista importante confió a “El Espectador” que la desventaja es triple: por los pocos votos que aporta, por los que deben darle para que alcance el mínimo del tres por ciento de la votación válida y pueda mantenga su derecho a prerrogativas, postular candidatos y obtener cargos de representación proporcional, y por el desprestigio que aporta a la fórmula.
El influyente priista mexiquense destacó que en las elecciones legislativas federales del 2021 el PRI y el PAN le dieron oportunidad de postular candidatos propios en 70 distritos electorales, y al final no ganó uno sólo.
Y esa tercera desventaja que reporta el PRD es grave, pero no puede ser medida estadísticamente, pues no es posible determinar la cantidad de votantes del PRI, o del PAN, que no acuden ya a las urnas porque no desean sufragar en favor del perredismo, o incluso peor: votan por Morena solo por no apoyar a ese perredismo parasitario.