
*No ha encontrado un solo corrupto en revisiones de declaraciones patrimoniales.
De la redacción
El Sistema Anticorrupción del Estado de México sigue sin reportar utilidad social. No sabe o no quiere prevenir, combatir y castigar este cáncer de efectos desastrosos y multiplicadores para la población y las finanzas públicas.
Sus propias cifras oficiales así lo demuestran, de las decenas de miles de denuncias presentadas ante las instancias gubernamentales contra servidores públicos y particulares que tienen vínculos comerciales con la institución, sólo encontró 120 casos de faltas graves.
Su informe ni siquiera habla de delitos y mucho menos de turno hacia las autoridades competentes para las denuncias penales correspondientes, lo cual indica que no detectó actos de corrupción.
Funciona tan mal el Sistema Anticorrupción del Estado de México que los integrantes de su Comité Coordinador muestran un enorme desinterés por cumplir con sus funciones, como lo prueba la reunión de hace unos días.
Los siete miembros sólo acudieron tres; es decir, faltaron cuatro. Los incumplidos formaron mayoría, y en estricto rigor esa reunión no tiene validez, porque tuvo vicios de origen, al no contar con el quorum necesario.
Llama la atención que de las seis mil 163 sanciones aplicadas por faltas de servidores públicos, en seis mil 043 se trató de fallas no graves, apenas 120 fueron consideradas graves, pero sin que el Sistema proporcionara mayor información sobre el destino de los sancionados.
Otro ejemplo del desinterés o incapacidad para detectar y castigar actos de corrupción de servidores públicos mexiquenses lo constituye el hecho de que cada año se presentan más de 78 mil 600 declaraciones patrimoniales, de interés y constancia de situación fiscal, que se suponen se revisan a fondo. De este universo de funcionarios no se ha dado conocer de la detección de un solo caso de corrupción.
Es decir, ni un solo funcionario se enriqueció ilícitamente desde su cargo gubernamental, lo cual no resulta creíble, tomando en cuenta que diputados locales informan frecuentemente que hay mucha corrupción en las estructuras gubernamentales.
Los órganos internos de control tampoco han encontrado “aviadores” en las nominas, cuando en los últimos meses miles de personas desconocidas se presentaron a las dependencias para ser identificadas como servidoras públicas por personal de la Secretaría que controla estos asuntos, y dos días después desaparecieron, porque son quienes cobran sin trabajar.
Nada de eso detectaron los encargados de combatir y erradicar la corrupción, ejemplo de que ese fenómeno viejo y grave socialmente, no se combate por falta de interés o permisibilidad o complicidad de los altos mandos.