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Previsible: Bernardo Arévalo Enfrentará Problemas para Gobernar Guatemala

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*Su sorpresivo ascenso en apoyo popular no tenía muchas bases sociales.

De la redacción

Sin una importante base social de apoyo organizada, Bernardo Arévalo de León, presidente electo de Guatemala, y su vicepresidenta, Karin Herrera, enfrentarán serias dificultades para bien gobernar ese vecino país, dada la poderosa estructura oligárquica-militar domina esa nación desde 1954, advirtió Leoncio Mata Zárate, colaborador de este medio informativo.

“Después del golpe militar acordado, ordenado, diseñado y ejecutado por Estados Unidos contra el gobierno democrático de Jacobo Arbenz, en 1954, dejó el gobierno en manos del militar Carlos Castillo Armas, y los siguientes 32 años puros generales ocuparon la presidencia”, recordó el también académico.

En 1986 volvieron los gobiernos civiles, pero desde 1960 y hasta 1996 el poder militar sostuvo una guerra de exterminio contra grupos rebeldes armados, “que se extendió a las poblaciones indígenas, en una política de ‘tierra arrasada’, consentida por Estados Unidos”, recodó Mata Zárate.

Guatemala tuvo una fachada democrática, porque aun cuando desde 1986 los presidentes son electos, desde 1954 y hasta estos momentos, el verdadero poder lo tienen los militares, la oligarquía y la ultraderecha, que no aceptarán perder sus privilegios y renunciar a la corrupción, insistió.

En estas condiciones, explicó, la estructura de poder de esta intacta y controlará al Poder Legislativo, donde el movimiento político que encabeza y apoyó a Bernardo Arévalo León quedó en una precaria minoría.

El académico recordó que la principal bandera de Arévalo de León, hijo del izquierdista presidente Juan José Arévalo, que gobernó Guatemala de 1945 a 1951 y entregó la presidencia a Jacobo Arbenz, en ese período de 1951 a 1954, conocido como “la primera democrática guatemalteca”, fue la lucha contra la corrupción.

“Eso que en cualquier otro país de democracia consolidada sería relativamente sencillo llevar a la práctica, en el vecino país será extremadamente difícil y hasta riesgoso intentarlo. Y el próximo presidente no puede dejar de intentarlo para ratificar su legitimidad obtenida en las urnas”, advirtió Mata Zárate.

“Se enfrentará, apoyado por solo una minoría en el Poder Legislativo, contra instituciones de justicia que responden y responderán a los intereses del poder fáctico militar corrupto, a una oligarquía igualmente corrupta, al igual que la derecha y la ultraderecha partidista”, abundó Mata Zárate.  

En estas condiciones, Arévalo de León y el movimiento que lo condujo a ganar la presidencia “deben construir en el menor tiempo posible una gran base de apoyo social, aprovechando que una abrumadora mayoría respalda la lucha y fin de la corrupción, porque en el Poder Legislativo o podrá modificar a su favor la correlación de fuerzas mientras no se efectúen elecciones para la renovación”, concluyó el editorialista de “El Espectador”.   

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