DELFINA GÓMEZ, OBLIGADA A
NO DEFRAUDAR ESPERANZAS
LA MANDATARIA DEBE RESPONDER A LA CONFIANZA
CIUDADANA Y A CONSOLIDAR EN EL ESTADO A LA 4T
La gobernadora Delfina Gómez Álvarez, como ninguno de sus antecesores en el cargo, inició su sexenio con una alta responsabilidad y la obligación de hacer un gobierno excepcional, de resultados a la altura de las esperanzas, confianza y necesidades de los cerca de 18 millones de mexiquenses, de los cuales 3 millones 732 mil 589 la respaldaron en las urnas el 4 de junio, para triunfar e imponer un récord en apoyo popular.
No fue casual esa alta votación, pues había obtenido muchos votos en la anterior elección de senadora y la de gobernador. En las tres globalmente superó los 9 millones de sufragios, prueba de la adhesión de los electores a la causa de Morena, de la cuarta transformación y a un personaje de corta carrera política, pues hace 12 años era directora de un plantel de educación básica, sin militancia partidista, ni ambición de poder.
Los retos son descomunales y la responsabilidad desmesurada, porque además de responderle a los mexiquenses con una administración de excelencia y recuperar el desarrollo económico, la seguridad pública, reducir la pobreza y desigualdad, erradicar la corrupción, abatir la incidencia delictiva y la impunidad, debe sentar las bases y avanzar en la concreción de los objetivos de la cuarta transformación.
Por su crecida población y la mayor lista nominal de electores del país, el Estado de México es fundamental para llevar a cabo ese proceso de cambio, porque para Morena, dicho esto con todo respeto para todas las entidades federativas, no es lo mismo gobernar Tlaxcala, Campeche, Baja California Sur, Colima, Nayarit o Zacatecas, que en conjunto tienen menos de 6 millones 650 mil habitantes, que conducir los destinos de casi 18 millones de personas.
La gobernadora Gómez Álvarez tendrá que ser exigente en extremo con sus colaboradores y colaboradoras, quienes deben priorizar el servicio a la comunidad estatal, con capacidad, honestidad, eficiencia, eficacia, estar dispuestos(as) a un esfuerzo institucional superior al efectuado en otros sexenios, y con conciencia de lo que se requiere para contribuir desde el Estado al logro de los objetivos nacionales de la cuarta transformación.
De la misma forma, la titular del Poder Ejecutivo estatal debe estar dispuesta a darles las gracias a quienes no muestren capacidad, ni ofrezcan buenos resultados en un tiempo relativamente corto, porque los problemas a resolver y, en algunos casos, al menos reducir, son graves, producto del desinterés, la ineptitud y corrupción de los últimos tres sexenios, precisamente lo cual cansó a la población y la condujo a darle la espalda al PRI.
Ninguno de sus antecesores en la gubernatura llegó con esta carga de obligaciones, ni con la responsabilidad de responder y satisfacer la confianza, credibilidad y esperanza de los mexiquenses y a no fallar, como ocurre ahora con la mandataria.