*Hoy debe anunciar si sigue o se va del morenismo, pero tiene mal ambiente.
De la redacción
Marcelo Ebrard era el consentido de los grandes medios informativos, después de que desgastaron a Ricardo Monreal con tanto halago y lo perjudicaron al interior de Morena. No obstante, el zacatecano nunca tuvo el sello de “salinista puro”, como el ex canciller, lo cual hacía imposible su candidatura presidencial.
Numerosos cuadros morenistas no olvidan que fue el “niño prodigio consentido” de Carlos Salinas de Gortari y de Manuel Camacho Solís, y en esa condición participó en la reparación del descomunal fraude con el que derrotaron en 1988 a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Por la esa misma razón el michoacano nunca quiso a Ebrard; y menos porque calló y permaneció al lado de Salinas y Camacho cuando fueron asesinados más de 400 cuadros de Morena en las entidad donde el PRD era fuerte.
El ahora “rebelde” permaneció en el primer círculo del salinismo hasta que Salinas de Gortari designó candidato presidencial a Luis Donaldo Colosio; es decir, 6 años después de que el grupo de priistas que se oponían a la continuidad de un neoliberal en el poder abandonó las filas del tricolor.
Los morenistas tampoco olvidan que al dejar el PRI, donde ya no tenía futuro, Ebrad no se afilió al PRD, sino que fue candidato y diputado federal por otro partido pequeño, al cual traicionó igualmente cuando ya tenía asegurada la curul.
Y otra vez, no acompañó a Andrés Manuel López Obrador cuando dejó al PRD para fundar Morena. Siguió con “Los chuchos” e ingresó a Morena cuando ya era un partido nuevo, pero fuerte y en rápido crecimiento.
Ya sin la cercanía y confianza del presidente López Obrador, los morenista no ahorran adjetivos para definir en malos términos al ex canciller, quien si se quedara en Morena enfrentaría un clima hostil de sus correligionarios, por el daño que causó al proceso para elegir coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación, que perdió claramente y desde antes las encuestas anticipaban su derrota frente a Claudia Sheinbaum.
Otros morenistas entrevistados por “El Espectador” recordaron que Ebrard le debe mucho a López Obrador, pues cuando éste era jefe de Gobierno del Distrito Federal, lo rescató del desempleo político, en el que lo había dejado el presidente Vicente Fox Quesada, por el problema de los policías linchados en Tlahuac. Marcelo era secretario de Seguridad y quedó ocioso, hasta que el tabasqueño lo designó secretario de Desarrollo Social. Y como presidente lo hizo canciller.
