*El gasto en obras de infraestructura ha detonado el crecimiento económico.
De la redacción
Para este año, dentro del Presupuesto Federal de Egresos, el gasto de inversión mantendrá su tendencia al alza, anticipó el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio de la O, al referirse a lo que se propondrá del gasto general del 2024.
El funcionario no precisó el monto de la partida presupuestal que se piensa ejercer en el 2024, pero adelantó que será el más alto en la historia del país, para construir las obras necesarias para un mayor crecimiento económico y desarrollo del país.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, por su parte, informó que se le destinara un billón de pesos al gasto de inversión este año, monto record en la historia del país, lo cual ha permitido no sólo obras trascendentes, sino también una derrama en las regiones del territorio nacional.
En especial, el impacto económico benefició a la población de las entidades federativas donde se ejecutaron y ejecutan los megaproyectos de infraestructura, como los estados que serán intercomunicados por el Tren Maya.
Esa partida presupuestal de un billón de pesos representa un incremento del ciento por ciento en comparación con el monto de 500 mil millones ejercido como gasto de inversión en el último año del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con estos datos y a lo anticipado por el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), es previsible que el gasto de inversión del próximo año, de los cuales 10 meses corresponderán al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y dos meses, a quien lo releve en el cargo, será superior al billón de pesos.
El mandatario federal destacó hace poco que ante el año y dos meses que le quedan a su sexenio, redoblará esfuerzos para hacer mucho en poco tiempo, para consolidar los avances obtenidos en los 5 años de la cuarta transformación.
Con la política de Estado basada en los principios del neoliberalismo, los anteriores presidentes redujeron la proporción del gasto de inversión dentro de los presupuestos, para dejar en manos de las grandes corporaciones empresariales construir obras de infraestructura para el desarrollo y para la prestación de servicios.
Lo mismo en puertos, aeropuertos, autopistas, hospitales, penales, la renta de vehículos y sistemas de cómputos, hasta en sillas de rueda para rentarlas al ISSSTE invirtió la iniciativa privada.