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Marcó el Fin de la Hegemonía Estatal del PRI, la Desmitificación del ‘Grupo Atlacomulco’

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Carlos Hank Gonzalez

* Lo importante para los mexiquenses es que termine la corrupción.

De la redacción

(Séptima y última parte)

Por facilismo y pereza intelectual, se dio por hecho que la corrupción de la clase política priista mexiquense era única en el país, y el fenómeno lo inició un denominado “Grupo Atlacomulco”, capaz de imponer sus decisiones a los presidentes de la República en materia de candidaturas para gobernadores.

Los orígenes de la corrupción son difíciles de rastrear, pero ya se condenaba en la Grecia clásica, por lo que no la inventó el priismo mexiquense ni mucho menos un mítico “Grupo Atlacomulco”, inventado para su beneficio político por Carlos Hank González y tomado por real y conveniencia por columnistas de medios informativos nacionales, beneficiados económicamente por el oriundo de Santiago Tianguistenco.

Con el desplazamiento del PRI del Poder Ejecutivo mexiquense por la coalición partidista encabezada por Morena también se puso fin al mito del “Grupo Atlacomulco”, pues sólo con mucha ingenuidad o ignorancia podría creerse en ese grupo aliado con el PAN, PRD, NAEM y derrotado por Morena.

El ascenso de la maestra Delfina Gómez Álvarez al Poder Ejecutivo mexiquense significaría, no el fin del “Grupo Atlacomulco”, sino de la corrupción de la clase política priista estatal y de la panista y perredista, inclusive de la incipiente de Nueva Alianza del Estado de México (NAEM), que ilegalmente, por actuación facciosa y la consigna del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Federación (TEPJF), el calderonista Reyes Rodríguez Mondragón sobrevive.

El “Grupo Atlacomulco”, como concentrador de las decisiones políticas priistas del Estado, principalmente las relacionadas con las candidaturas para gobernadores, no existió después de que Alfredo del Mazo Vélez fue postulado por influencia de don Isidro Fabela en 1945, por sus relaciones con la presidencia de la República.

Las decisiones políticas y partidistas de este nivel las tomaron los presidentes de la República desde Miguel Alemán Valdés hasta Carlos Salinas de Gortari. No pudo ya imponer candidato a gobernador Ernesto Zedillo Ponce de León.

La nominación priista de Arturo Montiel Rojas para la gubernatura en 1999, cuando la postulación representaba el cargo, porque la elección era sólo un trámite, fue una decisión local, disfrazada de “consulta a las bases” priistas, decidida por el mandatario estatal Emilio Chuayffet Chemor, descendiente de libaneses, no de raíces ancladas en Atlacomulco.

Ernesto Zedillo Ponce de León era un presidente políticamente débil, y el mandatario mexiquense tenía agravios, porque fue destituido como secretario de Gobernación, no por lamentables hechos sangrientos ocurridos en Chiapas, de los que de por si no era culpable, sino porque de todo el gabinete presidencial fue el único que se opuso a la conversión de las deudas privadas de los más ricos de México en pasivo público, que todavía estamos pagando todos los mexicanos.

Montiel Rojas pudo imponer la candidatura de Enrique Peña Nieto y, ambos y Luis Videgaray Caso, la de Eruviel Ávila Villegas, porque no había presidentes priistas. Peña Nieto, como titular del Poder Ejecutivo Federal, hizo candidato a su primo Alfredo del Mazo, pero actuaron no como jefes del “Grupo Atlacomulco”. invención de Carlos Hank González.   

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