*Zonas de la CDMX, vulnerables a los sismos, por diferentes condiciones.
De la redacción
Con motivo de los 6 años de los sismos de septiembre de 2017, que dañaron numerosas viviendas, edificios públicos, entre los cuales abundaron los de valor histórico, cultural o artísticos, instituciones y organismos académicos difundieron información no sólo útil, sino también interesante.
En canales del Sistema de Medios públicos, Carlos Valdés González, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que muchos factores adversos se conjugan para convertir a la mayor parte del territorio de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) en vulnerable a los terremotos.
Hay condiciones propias de la estructura del suelo no ciento por ciento apto para uso habitacional y, menos, para edificios de varios pisos, pero también existen situaciones relacionadas con el excesivo afán de lucro de las constructoras e inmobiliarias, que edificaron viviendas con materiales de mala calidad o utilizaron menos de los recomendables para hacer resistentes a las casas ante los temblores. Prefirieron elevar sus márgenes de ganancia antes que darles seguridad a sus clientes.
El especialista explicó igualmente la disparidad de los niveles de riesgos en la misma región citada y de verdad hay diferencias abismales. Dio a conocer que un mismo sismo representa 40 veces más posibilidades de causar daños en construcciones levantadas en lo que fuera el Lago de Texcoco, comparado con edificaciones asentadas en la zona de mansiones del Pedregal de San Ángel.
Coincidió con otros expertos en el sentido que también son más vulnerables a sufrir daños por terremotos las edificaciones hechas en la década de los 40, 50 o 60 del siglo pasado; sobre todo, si adicionalmente se asientan en zonas de suelo no firme, como el del ex lago de Texcoco.
EL DESCONOCIDO TEMA DE ENERGÍA LIBERADA
Valdés González se refirió a un aspecto poco conocido sobre el volumen de energía liberada, según el nivel de cada sismo; es decir, sus grados. Explicó que un temblor de 5 grados suelta energía igual a la de la bomba atómica que Estados Unidos lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, una cantidad enorme.
No obstante, un sismo de un grado más; es decir, de 6 grados, libera 33 veces más energía que el de 5 grados, mientras uno de 7 grados libera energía equivalente a entre 900 y mil veces más que la de la primera bomba atómica estallada deliberadamente sobre un población; es decir, la de Hiroshima.