*Para arreglar su jardín presupuesta 4MDP, el problema: no tiene jardín.
De la redacción
Muchas veces los pequeños gastos innecesarios son muy útiles para ilustrar la propensión a las erogaciones irracionales o corruptas de quienes encabezan instituciones relevantes.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) corresponde a este tipo, pues destina fuertes sumas de dinero para atender cuestiones prescindibles, por lo cual ahora está en el ojo del huracán por el excesivo monto del presupuesto que pretende ejercer el próximo año. Diputados de la Comisión que estudia la propuesta de gasto en cuestión revelaron datos interesantes sobre lo irracional del destino del gasto.
Dos ejemplos evidencian de manera clara este dispendio del Poder Judicial, en general, pero especialmente en la SCJN, integrada por sólo 11 ministros. El uso de los fondos que aportamos todos los contribuyentes no puede ser más absurdo.
Cada año programa cerca de dos millones de pesos para comprar cubiertos; es decir, cucharas, tenedores y cuchillos, para uso de sus ministros, quienes adicionalmente disponen de decenas de miles de pesos mensuales para comer fuera, en restaurantes.
De acuerdo con consultas con varias amas de casa, los cubiertos duran varios años, con casos extremos de familias de bajos ingresos que los utilizan hasta 15 años o más. Esto contrasta con el uso de doce meses que le dan los 11 ministros, porque cada año gastan esos cerca de dos millones de pesos para estrenar estos utensilios.
Para tener una idea de lo que esto representa, cada juego de cubiertos de los 11 ministros nos cuesta anualmente unos 180 mil pesos, aproximadamente.
No hay información sobre el destino que le dan a estos utensilios después de un año de utilización, que no es diaria, porque nada más laboran de lunes a viernes y luego comen en restaurantes o en sus casas. El despilfarro de fondos públicos es evidente.
Otro caso igualmente ilustrador del dispendio o franca corrupción en el manejo de fondos públicos en la institución, es de la partida presupuestal que se programa para costear el arreglo de su jardín: 4 millones de pesos.
El tema sería simplemente surrealista, si no involucrara dinero público, porque la SCJN no tiene un solo metro cuadrado de jardín, aunque deben ser cientos de metros cuadrados los que tienen las mansiones de los 11 ministros.
Esto explica el bajísimo porcentaje de mexicanos que se siente orgulloso de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Irma Piña Hernández: llega apenas al dos por ciento; y eso que la población no conoce en detalles este despilfarro de fondos públicos en un país con más de 50 millones de pobres.
